martes, 23 de diciembre de 2008

Barcelona, ciutat bona


Decir Barcelona es mencionar la ciudad que cruzó Aníbal antes de atreverse a pasar los Pirineos para afrontar el obstáculo de los Alpes, una de las mayores hazañas militares de la Historia. Pero también es mucho más. Es el lugar donde don Benito Pérez Galdós asistió a la exposición universal de 1888 y vio la inauguración del arco de triunfo construido con ladrillo rojo. Es la metrópoli donde Cristóbal Colón se entrevistó con los Reyes Católicos a su regreso de las Indias. Y es la ciudad natal de Joan Manuel Serrat, el hombre que me hizo enamorar de la Costa Brava cuando ni siquiera la conocía. Después Josep Plá me enseñó cómo era ese paraíso de calas diminutas y playas interminables antes de poder visitarlo. La costa catalana y balear son las más hermosas de España y también las más hostigadas por el turismo. Habría que hacer todo lo posible por protegerlas de los abusos del incivismo.
A continuación transcribo la declaración de amor de Serrat, el noi del Poble Sec, que se clava como una flecha en el corazón de quien la escucha: "Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa. Escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya. Y amontonado en tu arena, guardo amor, juegos y penas. Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno, que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul para que pintes de azul sus largas noches de invierno. A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura. A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino. Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Qué le voy a hacer si yo nací en el mediterráneo. Y te acercas y te vas después de besar mi aldea. Jugando con la marea te vas pensando en volver, eres como una mujer perfumadita de brea, que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme. ¡Ay, si un día para mi mal viene a buscarme la Parca, empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas! Y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo. En la ladera de un monte más alto que el horizonte quiero tener buena vista. Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista. Cerca del mar, porque yo nací en el mediterráneo." Escribo aquí el texto de la canción de Serrat por la sencilla razón de que otras palabras no pueden superar las que él pronuncia con su música.

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