jueves, 12 de febrero de 2009

El refulgente esplendor de la belleza


El tigre, símbolo de belleza en la pintura de Dalí y en los sueños de Borges


Charlize Theron (Benoni, Sudáfrica, 1975)


Charles Robert Redford (Santa Mónica, California, 1937)


La belleza es un resplandor contra la muerte. Una descarga de intensidad lumínica contra las pesadumbres, las miserias, la enfermedad, el dolor y la pérdida. Se ha escrito mucho sobre los componentes que la dibujan, sobre la necesidad de un alto grado de simetría en un rostro por su valor como señal indicadora de transmisión de genes fuertes, aptos para la reproducción sexual y, por lo tanto, para la formación de nuevos seres. De ahí el atractivo sexual que la belleza provoca.


Doutzen Kroes (Oostermeer, Holanda, 1985)


Los gatos siempre son hermosos

Alain Delon (Sceaux, Francia, 1935)


La hermosura es sobre todo un consuelo contra la fealdad de la vida. Abre puertas a quien la posee. Se han hecho pruebas estadísticas cuyos resultados tienden a confirmar que una persona guapa vende un determinado producto mejor que una fea. La gente confía más cuando es atendida por una persona atractiva en el momento de decidirse a comprar una mercancía. Es como si el objeto se impregnase de las cualidades corpóreas de quien nos lo ofrece. Los publicistas lo saben y por eso recurren a primorosos modelos que exceden la grisácea mediocridad que es la norma.

Renée Toft Simonsen (Aarhus, Dinamarca, 1965)

Un perro hermoso: el Boxer

Brad Pitt (Shawnee, Oklahoma, 1963)

La belleza es un insulto a la muerte, una celebración de la vida que por su propia naturaleza resulta breve. Ni qué decir tiene quién vencerá en esta lucha desigual entre la belleza y la muerte. La Parca cobrará su tributo y se alzará con la victoria antes incluso de que la persona agraciada fallezca. El envejecimiento hará su permanente labor de zapa silenciosa. Por eso es que debemos admirar tanto ese momento prodigioso en que las virtudes estéticas de alguien resplandecen. Porque son singulares y fugaces. Y ojalá que fueran un reflejo platónico de una beldad absoluta, es decir, de una divinidad todopoderosa. Ojalá que significaran un pequeño espejo en el que estuvieran mirándose los dioses. Ojalá que a las personas preciosas las respetáramos y considerásemos dignas de admiración por ser divinas criaturas.


Drew Blyth Barrymore (Culver City, California, 1975)


Paul Newman (Ohio, 1925 - Connecticut, 2008)

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