jueves, 19 de marzo de 2009

Horror y asco en Sevilla


La tarde del sábado 24 de enero fue la última que vio respirar con vida a Marta del Castillo en el piso situado en el número 78 de la calle León XIII. Según la última declaración de su ex-novio, Miguel Carcaño, entre él y un menor de edad, conocido como Javier "el Cuco", la golpearon a puñetazos en la cara, haciéndola sangrar por la boca. Acto seguido, la maniataron y violaron entre ambos. Por último, acabaron estrangulándola.
Después de tener en jaque durante 31 días a los cuerpos especiales de rastreo de la Guardia Civil buscando en el río Guadalquivir el cuerpo de Marta y el cenicero con el que supuestamente había sido golpeada hasta morir, el principal encausado, Miguel Carcaño, cambió por segunda vez la versión de los hechos diciendo que la habían arrojado a un contenedor de la basura y que no fue un cenicero el arma homicida, sino un cable eléctrico con el que la estrangularon. Añadió el uso de una navaja que usaron para intimidar a la víctima y que ya ha sido hallada en el fondo de una alcantarilla. Quien todavía no ha aparecido a fecha de hoy es la propia Marta del Castillo. Para encontrarla habrá que remover alrededor de 45.000 toneladas de desechos en el vertedero de Montemarta-Cónica, a donde se arrojan los desperdicios de Sevilla y otros municipios de los alrededores.
El padre de la muchacha cree que los detenidos pueden estar intentando ocultar a alguien muy importante implicado en este turbio asunto. Sea lo que fuere, este caso demuestra cómo el mundo está al revés. Los asesinos irán a una cárcel donde vivirán gratis pese a ser escoria, mientras la víctima inocente se pudre entre multitud de despojos a pesar de no ser basura.


Este crimen ha devuelto a la actualidad el asunto pendiente de la cadena perpetua. Pero falta decir que esta gente debe pagar por lo que hizo con trabajos forzados en beneficio de la comunidad, no como vagos y maleantes en centros donde se puedan obtener drogas, ver televisiones de plasma, disfrutar sesiones de gimnasio, cursar estudios universitarios a distancia, navegar por la red, realizar talleres profesionales, bañarse en piscinas climatizadas y mantener relaciones sexuales en el cuarto de las visitas. El castigo al delito de arrebatar la vida a otra persona no debiera ser la estancia pagada por todos los contribuyentes durante 12 años en un hotel de cinco estrellas. Es inadmisible que las personas fuera de los centros penitenciarios tengan que sacrificarse para mantener a esta ralea de individuos privados de libertad, sí, pero viviendo de lujo a costa suya.


Imagino a esta joven de diecisiete años cuando se enamoró de quien iba a matarla o a ser coautor de su muerte. La inocencia de quien no sabe nada de la vida y mucho menos de los hombres. Constato la hipocresía de quienes sabían del crimen porque estaban implicados en la desaparición del cadáver o porque habían escuchado la confesión de los criminales y actuaron negándolo todo o como si nada fuera con ellos. Veo la podrida sociedad española donde corre la droga como si fuera agua de manantial que se filtra por el subsuelo. Los asesinos habían estado tomando pastillas y alcohol para pasarlo de miedo. Y miedo fue lo que le hicieron pasar a la pobre Marta en los minutos de angustia y dolor cuando le introdujeron una prenda de tela en la boca o le sellaron los labios con algún tipo de cinta adhesiva para impedir que gritara, mientras se ensañaban con ella violándola.
Supongo que Marta era una joven adolescente llena de sueños como cualquier persona que está comenzando a vivir. Seguramente conoció, cantó y bailó esta canción de David Guetta que se ha convertido en una especie de mensaje suyo de despedida:


RISE UP

My dream is to fly over the rainbow so high.
Rise up, don´t falling down again.
Rise up, long time I broke the chains.
I try to fly a while, so high, direction´s sky.
My dream is to fly over the rainbow so high.
Rise up, rise up, rise up: we´ll meet again.
Rise up, rise up, rise up: from my mind and my brain.



ASCENSIÓN AL CIELO

Mi sueño es volar sobre el arco iris muy alto.
Ascender y no caer de nuevo.
Subir, porque hace mucho tiempo que rompí las cadenas.
Sí, mi objetivo es sobrevolar por encima del arco iris hacia el cielo.
Flotar, ascender, subir hasta donde podamos encontrarnos de nuevo.
Elévate conmigo aunque sólo sea posible en el pensamiento.


Marta del Castillo Casanueva (1991 - 2009)

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