jueves, 26 de marzo de 2009

Una canción de la infancia


"Tiempo de juego", pintura del artista Lee Dubin

Ésta es quizá la canción que mejor me hace retroceder a los años de la niñez. Hay otras que escuchaba entonces, pero hay algo en la directa simplicidad de esta tonada que la hace imposible de olvidar y no sé qué es. Cuando la oía me enamoré por primera vez. Fue de una imagen que sólo vi un día y jamás volví a ver. Se trataba de una niña de la que sólo alcancé a escuchar que se llamaba Eva, como la primera mujer, la que según el maravilloso escritor uruguayo Eduardo Galeano no tendría ombligo por no tener madre. Eva sí tenía y la razón de no haberla visto nunca más es que su aparición se debió a una visita que su familia realizó a unos vecinos, cortesía que no volvió a repetirse. Hasta los anfitriones se marcharon porque vivían de alquiler y sólo utilizaban la casa los fines de semana. Ocurrió en Las Rosadas, un barrio de Teror. Recuerdo que estaba escalando una pared de piedras, muy atareado, y cuando me asomé arriba del todo la divisé. Fue como la irrupción de una sirena en el mar o una ninfa en un río. Era rubia y de piel muy blanca. Me impactó porque me recordó el color de las mieses al final del verano. Sus cabellos me parecieron refulgentes como los trigales cuando reverberan en un día soleado y brillan.

"Matices campestres", óleo de Lee Dubin

En aquella época yo me sentía el rey de unos campos de cultivo en forma de terrazas al pie de la casa de mis abuelos maternos. Mis súbditos eran las gallinas y los gallos que picoteaban fuera y dentro de un enorme gallinero. Me remaba en los columpios de los árboles y mis juguetes eran las manos haciendo casas con el barro. Me llevaba a la boca la ambrosía de los higos y me armaba con escopetas y lanzas hechas con cañas. Galopaba arriba y abajo en un reino donde el sol se ponía pero en el que los días eran más largos que ahora cuando ya soy viejo. Mi caballería eran las cabras que ordeñaba mi abuelo y mis campos de fútbol cualquier terreno en el que hubiese terminado la zafra. Recuerdo tirarme al suelo sintiéndome como el guardameta Iríbar y disparando a puerta creyéndome Rexach o Gárate.

"Rose garden harvest" de la pintora Cay Randall

Mientras buscaba lagartijas, o cuando iba a buscar un puñado de comida para los animales, sonaba esta canción en una radio lejana. Ignoraba que la había compuesto un norteamericano que se llama Joe South y ni siquiera sabía que la vocalista era Lynn Anderson. Muchos años después, un conjunto español conocido como "Duncan Dhu" la rehizo en una versión nueva. Pero yo siempre seguía escuchando en mi cabeza la original, la clásica, la que fue un éxito mundial como si un reguero de pólvora inflamada se hubiera extendido por todas partes. Aquí está la letra y la traducción que me atrevo a intentar, aunque me salga torpe:

Lynn Rene Anderson (Grand Forks, Dakota del Norte, 1947)


ROSE GARDEN

I beg your pardon, I never promised you a rose garden.

Along with the sunshine there´s got to be a little rain sometimes.

When you take you´ve got to give, so live and let live or let go.

I beg your pardon, I never promised you a rose garden.

I could promise you things like big diamond rings

but you don´t find roses growing on stalks of clover,

so you better think it over.

When it´s sweet talking you could make it come true

I would give you the world right now on a silver platter,

but what would it matter.

So smile for a while and let´s be jolly

love shouldn´t be so melancholy

come along and share the good times while we can.

I beg your pardon, I never promised you a rose garden.

Along with the sunshine there´s got to be a little rain sometimes.

I could sing you a tune and promise you the moon

but if that´s what it takes to hold you

I´d just as soon let you go.

But there´s one thing I want you to know:

you better look before you leap, still waters run deep,

and there won´t always be someone there to pull you out

and you know what I´m talking about.

So smile for a while and let´s be jolly

love shouldn´t be so melancholy

come along and share the good times while we can.

I beg your pardon, I never promised you a rose garden.

Along with the sunshine there´s got to be a little rain sometimes.

"Rose garden", cuadro de Lee Dubin

JARDÍN DE ROSAS

Perdóname si nunca te prometí un jardín de flores,
pero tú bien sabes que junto con los días de sol
tiene que haber otros en los que el cielo llore.
Unas veces recoges y otras tienes que dar,
así que vive y deja vivir o aléjate de mí.
Ya te he suplicado que me perdones
por nunca ofrecerte un jardín de rosas multicolores.

Pude haberte prometido regalos como fabulosos anillos de diamantes
pero no crecen en los tallos de los tréboles, así que mejor olvídalos.
Cuando estamos juntos me endulzas con tu voz
hasta el punto en que todo me parece posible.
Tanto, que me da la impresión
de poder ofrecerte el mundo en una bandeja de plata.
Pero, ¿qué importancia tendría para nosotros?
Así que sonríeme y diviértete conmigo.
El amor no debería ser una fuente de melancolía.
Compartamos los buenos momentos mientras podamos.
Podría cantarte una sonata y prometerte la luna,
pero si eso es lo que hace falta para que seas mía
mejor será dejar que te vayas.

Ahora bien, hay algo que me gustaría hacerte saber,
y es que harías mejor en mirar bien
antes de dar el salto que te aleje de mí,
porque las aguas de la vida
son turbulentas y profundas y no siempre habrá alguien
que te elija de entre todo el mundo para convivir.
Tú sabes a qué me refiero.


El compositor Joseph Alfred Souter ("Joe South", Atlanta, Georgia, 1940)

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