viernes, 20 de marzo de 2009

Una canción para Mark Twain



Se llamaba Samuel Langhorne Clemens y adoptó el pseudónimo de Mark Twain en 1863 cuando escribía para el periódico "Territorial Enterprise" de la pequeña ciudad de Virginia en el estado de Nevada. El sobrenombre significa "Marca segunda" o "Dos brazadas", la distancia mínima necesaria para que un barco pudiera navegar en el Mississipi, y es que nuestro hombre había sido piloto de una embarcación fluvial en ese río.
Nació el año 1835 en Missouri. A los cuatro años de edad lo tenemos viviendo en Hannibal y a los once perdiendo a su padre por culpa de una neumonía. Comenzó a trabajar en una imprenta y ahí fue donde entró en contacto con la letra impresa y se enamoró de la literatura que le costaría tantos descalabros a lo largo de su vida. No sólo sus editores le robaban a la hora de saldar cuentas sobre sus derechos de autor, sino que en 1893 se arruinó por completo al invertir todos sus ahorros en un nuevo tipo de linotipia. Empezó publicando relatos alrededor de 1851 en un rotativo, el "Journal de Muscatine", gracias a que el propietario era un hermano suyo. La gente que desconoce la deshonestidad imperante en los círculos literarios ignora incluso que en los suplementos culturales los autores incluidos aparecen previo pago de las editoriales que pretenden exhibirlos. Es simple y encubierta publicidad.


Lo grave es que quizá la historia de la literatura hubiera perdido a un escritor de la talla de Mark Twain si no hubiera sido porque su hermano Orion era el dueño del periódico en el que publicaba. En efecto, el autor de Las aventuras de Tom Sawyer llegó a pensar incluso en suicidarse cuando, tras haber luchado durante la Guerra Civil en el bando de los perdedores, el de los estados confederados del sur, encima fue despedido del periódico "The Californian" por pretender publicar artículos sobre la brutalidad de la represión policial o la discriminación que sufrían minorías de emigrantes como los chinos. Por suerte para él y para nosotros, conoció a un escritor, un tal Artemus Ward, que le enseñó a ganarse el sustento dando conferencias a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
En 1869 publicó Los inocentes en el extranjero, un libro de viajes donde utilizó su magnífica ironía y sentido del humor para reírse del pretencioso y decadente aristocratismo de los europeos y la irreverente palurdez de los norteamericanos cuando viajaban a Europa. El libro recopila una serie de cartas aparecidas previamente en varios diarios. En ellas iba dando cuenta del periplo que realizó en 1867 por el viejo continente y Oriente Próximo. Fue en ese trayecto cuando descubrió que para saber si amas u odias a alguien no hay mejor método que emprender un viaje juntos. En 1867 se casó con Olivia Langdon, que le daría tres hijos de los que tuvo la desgracia de ver morir a dos. Su hija mayor pereció a causa de una meningitis y el menor por un descuido suyo. Olivia se vio confinada al final de su vida en una silla de ruedas hasta que murió el año 1904 en la ciudad italiana de Florencia. Con ella había recorrido medio mundo como turista y conferenciante. Anduvieron por Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Calcuta hasta instalarse definitivamente en Nueva York. En 1907 la Universidad de Oxford tuvo el acierto de honrarlo con un doctorado Honoris Causa y en 1910 es cuando muere su hija Susy y su corazón no puede resistirlo durante mucho tiempo. Cuatro meses soporta la pena hasta que fallece el 21 de abril en la ciudad de Redding, perteneciente al estado de Connecticut.
Cuando era un niño leí con pasión en libros de préstamo las correrías y travesuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, dos amigos que se lanzaron en una balsa de madera como piratas imaginarios por el río Mississipi. Por eso la canción del grupo "Pussycat" que reproduzco a continuación me evoca siempre que la escucho al entrañable Mark Twain, un hombre al que hubiera merecido la pena conocer en persona:


MISSISSIPI

Where you can hear a country song from far
and someone played the honky tonk guitar.
Where all the lights will go out one by one,
where people join the sun and the wind takes in away.
Where the Mississipi rolls down to the sea
and lovers found the place they´d like to be,
how many times before the song was ending,
love and understanding, everywhere around.

Mississipi, I´ll remember you.
Wherever I should go away
I´ll be longing for the day that I will be in Greenfield again.

Mississipi, you´ll be on my mind.
Everytime I hear this song Mississipi rolled along
until the end of time.

Now the country song forever lost its soul
when the guitar player turned to rock and roll
and everytime when summer nights are falling
I always will be calling dreams of yesterday.

Pintura de Dorothy Brown

MISSISSIPI

Donde puedes oír una melodía folclórica a lo lejos
mientras alguien está tocando la guitarra típica de mi tierra.
Donde todas las luces se han ido apagando una tras otra.
Donde la gente trabaja curtida por el sol y el viento.
Donde el río Misissipi se desparrama hacia el océano
y los enamorados encuentran el lugar ideal para vivir.
¡Cuántas veces antes de que la música terminase
allí encontré cariño y buen entendimiento por todas partes!

Mississipi, siempre tendré que recordarte.
A donde quiera que vaya siempre estaré añorando el día
en que pueda regresar a mi pueblo de nuevo.

Mississipi, siempre estarás en mis recuerdos.
Cada vez que oigo esta canción el Mississipi fluye de nuevo
hasta el final de los tiempos.

Ahora las notas que escuchaba han perdido su razón de ser
porque el guitarrista que las tocaba se pasó al rock and roll.
Ahora, cada vez que en verano caiga la noche sobre mi tierra,
siempre estaré evocando las ilusiones del ayer.

Retrato de Mark Twain realizado por Carroll Beckwith en 1890

FRASES CÉLEBRES DE MARK TWAIN

El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.

¿Por qué nos alegramos en las bodas y nos entristecemos en los velatorios? Porque no somos las personas involucradas.

No andes diciendo por ahí que el mundo te debe trabajo. No te debe nada, estuvo aquí primero.

El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.

Yo creo que nuestro padre celestial inventó al hombre porque se desilusionó con el mono.

Y así va el mundo. Hay veces en que deseo que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco.

Recoges a un perro que anda muerto de hambre, lo engordas y no te morderá. Ésta es la diferencia más notable entre un perro y un hombre.

Yo no pregunto de qué raza es un hombre, basta que sea un ser humano, nadie puede ser nada peor.

Siempre haz lo correcto. Complacerás a algunos y asombrarás al resto.

Si la única herramienta que se tiene es un martillo se tenderá a pensar que cada problema es un clavo.

Para Adán el paraíso era donde estaba Eva.

Las acciones hablan más alto que las palabras, pero no tan a menudo.

Es mejor ser un joven escarabajo que una vieja ave del paraíso.

Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.

Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.

El hombre es la criatura que Dios hizo al final de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado.

El banquero es un señor que nos presta el paraguas cuando hay sol y nos lo exige cuando empieza a llover.

Compra tierra. Han dejado de producirla.
El paraíso lo prefiero por el clima y el infierno por la compañía.

Di siempre la verdad, así no tendrás que recordar lo que has dicho.

Aléjate de la gente que trata de empequeñecer tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande te hace sentir que tú también puedes ser grande.

Samuel Langhorne Clemens, "Mark Twain"
(Missouri, 1835 - Connecticut, 1910)

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