lunes, 25 de mayo de 2009

El asiento de Rafael Conte está desierto


Rafael Conte
(Zaragoza, 1935 - Madrid, 2009)


Nunca le dieron un sillón en la Real Academia y era el hombre que más sabía de literatura en España. El que más había leído. El crítico más riguroso y polémico. Afrancesado, se bebió ríos de tinta para ejercer la crítica literaria en revistas como "Acento" y "Aulas" o en periódicos como "Informaciones", "El Sol" , "ABC" y "El País". De 1970 a 1977 estuvo en París como corresponsal. Licenciado en Derecho y con carnet de periodista, se tomó la licencia de volcar su vida en la literatura. Una vez le preguntaron quién le sustituiría como pope de las letras españolas. Precisamente a él, que había formado parte del jurado en los más prestigiosos premios (el de la Crítica, el Príncipe de Asturias, el Nacional de las Letras Españolas y el Cervantes, entre otros). Contestó que nadie, y no por soberbia, sino por la constatación de que en este país se han arrinconado los conocimientos humanísticos y mientras las jóvenes generaciones han sustituido los libros por las videoconsolas, los adultos se refocilan con los deuvedés en lugar de la lectura.
Escribió artículos, crónicas, reseñas, disecciones de los libros que analizaba, e incluso hizo incursiones por la ficción (Narraciones de la España desterrada, El escorpión y la luna, Robinson o la imitación del libro, Yo, Sade), el ensayo (Una cultura portátil), la biografía (El pasado imperfecto) y la traducción (La vida, instrucciones de uso, de Georges Perec). Además, como cabría esperar de una mente bien pertrechada, fue un opíparo conferenciante. Al saber de su muerte comprendí que con el paso del tiempo las personas que admiré me van dejando abandonado en la situación gélida y aterradora de irme quedando huérfano de maestros.


A continuación reproduzco algunas de sus palabras extraídas de las memorias que recopiló en El pasado imperfecto (Madrid, Espasa-Calpe, 1998, 327 páginas):


"Con la escritura no se juega, toda corrección es imposible, nunca se puede hacerlo bien del todo ni llegar hasta el final, ningún error es involuntario, es la escritura misma la que nos arrastra y no al revés, somos siempre fragmentos de nosotros mismos que van volando en busca de esa unidad que llamamos "yo", desesperada por no poder formar jamás parte objetiva del mundo que le rodea."

"Estamos condenados a ser sujeto para nosotros mismos, qué podemos hacer. Para los demás, no somos más que objetos que hablan."

"Yo sólo soy propietario de mis propios errores."

"Lo único que me importa en la existencia es la literatura y la ética."

"No como ahora, que nadie quiere definir nada para no tener que definirse a su vez, todos emboscados en la teta nutricia del mercado."

"Siempre he pedido, y pediré, a la literatura una trascendencia que vaya más allá de sus meras opciones ideológicas, y que se concrete en una formalización en la que prevalezcan el rigor y la belleza."

"Con el cielo sobre nuestras cabezas, felices, inconscientes y determinados, creíamos saberlo todo, y lo afrontábamos como si lo supiéramos."

"La literatura, cuanto más se lee, más se cobra sus derechos, se apodera de cualquier lector que quiera seguir siéndolo, y acaba por ganar siempre la batalla e imponerse a toda mala educación y a todo mal gusto, por pertinaces que sean."

"No hay nada como tener amigos, o al menos, ya que esto va siendo cada día más difícil, incluyendo lo de conservar los antiguos, tenerlos en el momento oportuno."

"El teatro me estaba vedado por la íntima y esencial desorganización que su trabajo material comporta."

"Un funcionario del Ministerio de Educación confundía a Samuel Beckett con Gustavo Adolfo Bécquer."


"Quizá en buena medida la escritura no sea sino una sucesión de meandros gozosos."

"Ya se sabe que la humanidad es fea, aunque esté repleta de ejemplares maravillosos."

"La literatura es el arte de lo concreto, de lo particular, desde el principio al final, desde su creación (autor) hasta su recepción (lector), y todo lo demás es acompañamiento, guarnición y otras parafernalias."

"En un país que no lee no se puede editar barato."

"No se puede ser crítico impunemente, de la misma manera que no se puede gobernar inocentemente, ni escribir desde la pureza y sin nadie enfrente."

"En el fondo, cada vez estoy más convencido de que casi nada ni nadie cambian ni cambiarán jamás."

"La concentración poética es siempre algo implacable."

"Nuestras falsas transformaciones culturales, tan efímeras ellas por lo demás, radican en simples cambios de vocabulario."

"En el club de los poetas muertos lo que más abunda son los cadáveres poéticos de los antiguos amigos que dejaron de serlo para siempre jamás, sin que la poesía pudiera hacer nunca nada para remediarlo."


"Uno, por lo menos yo, siempre siente cierta ternura delante de un libro, con lo que cuesta escribir uno y lo poco rentable que suele ser en la mayor parte de los casos."

"El premio de la Crítica (...) durante muchos años fue el mejor premio de España por la simple razón de que no daba un duro y ni siquiera había que presentarse para obtenerlo."

"En nuestra actual dinámica mercantil nada que sea gratuito puede dar resultado."

"La nueva novela española (cuando llegó) ya olía a puchero enfermo."

"La literatura no es una profesión, sino un misterio que roza a alguien en algunos momentos y nada más."

"No hay modo de formar periodistas fuera de los periódicos."

"Si los empresarios pudieran ganar (dinero) sin trabajadores, y hasta sin empresas, (para lo que les importan al final, estamos cansados de ver empresarios que viven, y que son los que mejor viven, de comprarlas y venderlas), no habría empleo y la sociedad tendría que estructurarse de otra manera."

"Estamos rodeados de ladrones por todas partes."

"El periodista nato quizá no sea sino una patología como otra cualquiera."

"Esos barrios de drogadictos, putas, camellos, yonquis y chaperos, policías y ladrones, que constituyen la margen derecha de la Gran Vía madrileña..."

"Los grandes creadores son críticos espléndidos, pero también profundamente arbitrarios, y siempre revelan más de sí mismos que de lo que critican."

"Los conversos son los peores, y más cuando se convierten por interés. No hay fe más excelsa que la que dicta el bajo vientre, cuanto más bajo mejor."


"Todo escritor es un exiliado, un solitario dentro del mundo en el que le ha tocado vivir, que se enfrenta a su trabajo en un absoluto y radical desamparo."

"En las concesiones de premios y galardones de ésos con los que nuestra democracia ha sido tan derrochadora como desconcertante, sólo se ha buscado el espectáculo y la autopublicidad."

"En el mundo actual (...) todo se compra y se vende, nada se da de balde, el dinero lo domina todo a las claras o a las escondidas, por encima o por debajo."

"Cuando pienso en el mal ambiente que reina en el mundo de la literatura, tanto entre creadores como entre críticos, que al final damos bastante pena y así nos va, pues tenemos lo que nos merecemos."

"El grado cero de la felicidad (...) se apoya sólo en tres pilares: una buena salud, la estabilidad afectiva (amorosa y sexual) y trabajar en algo que a uno le guste para poder ganarse la vida; lo demás es palabrería más o menos solemne que disfraza, enmascara o manipula hipótesis siempre por demostrar."

"Lo que existe dentro de cada uno de nosotros es lo único verdadero."

"La velocidad es el peor enemigo de la literatura."

"Adoro esperar, quizá poque apenas me quedan ya esperanzas, pues sólo ahí mi vida se detiene un poco y puedo mirarme vivir y hasta pensar y soñar."

"Las palabras no son nuestras, somos nosotros quienes les pertenecemos."

"No hay más paraísos que los perdidos (citando a Marcel Proust y Llorenç Villalonga)."

"Bajo las nuevas apariencias se nos están sirviendo los mismos contenidos de siempre."

"Se diga lo que se diga, las cosas son los hombres que las hacen; y los hombres, no otra cosa que lo que hacen. Y que ellas nos recuerden, nos guarden y nos lo reclamen."

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