sábado, 13 de marzo de 2010

El poeta que miró a los hombres con clarividencia


El dios Apolo con su cítara


SEMÓNIDES DE AMORGOS

(Isla jonia de Samos, circa 630 a. C.)


Esto es lo más bello
que dijo el hombre de Quíos:
"Cual la generación de las hojas,
así es la de los hombres."



Mientras conserva un mortal
la flor muy deseable de la juventud,
tiene un ánimo ligero y piensa muchos desatinos.
Porque no recela que ha de envejecer y morir
ni, al estar sano, tiene preocupación por la fatiga.
Necios quienes tienen tal estado de mente
y desconocen cuán corto es el tiempo
de la juventud y el vivir.


Busto del joven griego Antínoo, el gran amor del emperador Adriano

Los hombres carecen de entendimiento.
Pues al día vivimos como bestias,
del todo ignorantes de cómo la divinidad
hará concluir cualquier asunto.
La esperanza y la persuasión alimentan a todos
mientras se lanzan a lo irrealizable.
Unos aguardan a que llegue un día,
otros a que rueden los años.
Para el próximo no hay hombre que no espere
hacerse íntimo de la riqueza y los bienes.
Pero a uno se apresura la vejez odiosa
para atraparlo antes de que llegue a su meta.


"El sacerdote troyano Laocoonte y sus hijos"
(50 d. C.)
Grupo escultórico realizado por
Atenodoro, Agesandro y Polidoro
(Museo Pío-Clementino del Vaticano)


A otros penosas dolencias los consumen.
A otros, sometidos por Ares, dios de la guerra,
los despacha Hades, dios del infierno,
bajo la negra tierra.
Otros, en alta mar, zarandeados por la tormenta
y los muchos embates del purpúreo oleaje,
perecen cuando en vano tratan de sobrevivir.
Otros se cuelgan de un lazo, en triste destino,
y por propia decisión dejan la luz del sol.
Así que nada hay sin daños,
sino que incontables
son las formas de la muerte
e imprevisibles las penas
y las calamidades de los hombres.


Samos, isla natal del poeta griego Semónides


Largo tiempo tenemos de estar muertos
y vivimos muy mal un corto número de años.


Costa de Samos donde Semónides vivió su infancia

Del todo exentos de desdichas y reproches, nadie.


(Traducción al castellano de Carlos García Gual)


Carlos García Gual
(Palma de Mallorca, 1943)
Catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid

2 comentarios:

  1. "Incontables son las formas de la muerte e imprevisibles las penas y calamidades de los hombres...".
    Tan real como dolorosa la reflexión. El entrar en tu blog siempre es un paseo instructivo.
    Un saludo.

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  2. Excelente el post que nos acercas en este día, gracias por compartirlo y que disfrutes de un feliz fin de semana.

    Cálido abrazo.

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