martes, 11 de mayo de 2010

El versificador que le arrancó la venda a Cupido


Juan Ruiz
Arcipreste de Hita
(Alcalá de Henares, 1284 - 1351)

ELOGIO DEL AMOR

Amor hace sutil a quien es hombre rudo,
convierte en elocuente al que antes era mudo,
quien antes fue cobarde, después todo lo pudo,
al perezoso obliga a ser presto y agudo.

Al joven lo mantiene en fuerte madurez,
disimula en el viejo mucho de su vejez,
hace blanco y hermoso al negro como pez:
el Amor da prestancia a quien vale una nuez.

Aquel que tiene amores, por muy feo que sea,
y lo mismo su dama, adorada aunque fea,
el uno como el otro no hay cosa que vea
que tan bien le parezca ni que tanto desea.

El babieca y el torpe, el necio y el muy pobre,
a su amiga parece muy bueno y rico hombre,
más noble que los otros. Por tanto, todo hombre,
cuando pierda un amor, otro en seguida cobre.

Pues aunque esté sujeto a un signo de natura
igual a la del mío, afirma una escritura
que buen esfuerzo vence a la mala ventura
y a toda pera verde el tiempo la madura.


Página manuscrita del "Libro de Buen Amor"
(Siglo XIV)
Biblioteca Nacional de España
(Madrid)


Una falta le hallo al Amor poderoso
la cual a vos, señoras, descubrirla no oso,
pero no me toméis por decidor medroso.
Aquí está: que el Amor es un gran mentiroso.

Pues según os he dicho en anterior conseja,
lo torpe, con amor, a todo bien semeja,
parece cosa noble lo que vale una arveja.
Lo que parece no es: aplica bien la oreja.

Si las manzanas siempre tuvieran tal sabor
por dentro como tienen por fuera buen color,
no habría entre las plantas fruta de tal valor.
Se pudren en seguida. ¡Pero dan buen olor!

Lo mismo es el Amor: con su palabra llena,
cualquier cosa que diga siempre parece buena.
No siempre es un cantar el ruido que suena:
por advertiros esto, señoras, no os dé pena.

Dicen que la verdad rompe las amistades,
pero por no decirla nacen enemistades.
Entended del proverbio las sabias claridades:
lisonja de enemigo no guarda lealtades.


Imagen idealizada de Juan Ruiz

EL AMOR VISITA AL ARCIPRESTE

Una noche sostuve combate peregrino.
Pensaba yo en mi suerte, furioso (y no de vino),
cuando un hombre alto, hermoso, cortésmente a mí vino.
Le pregunté quién era. Dijo: "Amor, tu vecino".

Con enojo muy grande le empecé a denostar.
Le dije: "Si Amor eres, no puedes aquí estar.
Eres falso, embustero y ducho en engañar.
Salvar no puedes uno, puedes cien mil matar.

Con engaños, lisonjas y sutiles mentiras
emponzoñas las lenguas, envenenas tus viras.
Hiere, a quien más te sirve, tu flecha cuando tiras;
separas de las damas a los hombres por iras.

Enloquecidos trae a muchos tu saber,
les estorbas el sueño, el comer y el beber.
Haces a muchos hombres a tanto se atrever
por ti, que cuerpo y alma llegarán a perder.

No tienes regla fija ni te portas con tiento.
A veces arrebatas con ímpetu violento.
A veces, poco a poco, con maestrías ciento.
En cuanto yo te digo tú sabes que no miento.



Cuando a uno aprisionas, no le alivias con nada.
Hoy y mañana humillas su vida acongojada.
El que te sigue, preso gemirá en tu manada
y por placer poquillo, andará gran jornada.

(...)

Eres padre del fuego, pariente de la llama,
más arde y más se quema aquél que más te ama.
Amor, a quien te cree, le quemas cuerpo y alma,
destrúyeslo del todo como el fuego a la rama.

Los que no te probaron en buen día nacieron,
vivieron sin cuidados, nunca se entristecieron.
Desde que te encontraron, todo su bien perdieron,
como pasó a las ranas cuando un rey exigieron.

(...)

Quien tiene lo bastante, dése por bien pagado,
el que puede ser libre, no quiera estar atado.
No desee inquietudes quien vive sosegado.
Ser libre, independiente, no es con oro comprado.



EL AMOR CAUSA PECADOS CAPITALES

De todos los pecados es raíz la codicia:
es tu hija mayor. Mayordoma es la ambicia
y tu alférez también, la que tu casa oficia.
Ella destruye al mundo, soborna a la justicia.

La soberbia y la ira, que jamás son saciadas,
avaricia y lujuria, ardiendo apasionadas,
gula, envidia, pereza, cual lepra propagadas,
de la codicia nacen, en ella originadas.

En ti hacen morada, alevoso, traidor:
con palabras muy dulces, con gesto engañador.
Hacen grandes promesas quienes hablan de amor
y el ansia de cumplirlas les lleva a lo peor.

Codician las haciendas que ellos no ganaron
por cumplir lo ofrecido cuando se enamoraron.
Muchos, por tal codicia, de lo ajeno robaron
y por ello sus almas y cuerpos condenaron.

(...)


Por la codicia pierde el hombre el bien que tiene,
quiere poseer mucho, más de lo que conviene;
lo que quiere no alcanza, lo suyo no mantiene,
lo que aconteció al perro, a éste bien le viene:

Alano carnicero en un río andaba,
una pieza de carne en la boca pasaba,
con la sombra del agua, doble le semejaba,
codicióla pescar: cayó la que llevaba.

(...)

Mucha soberbia creas donde sin miedo estás,
piensas tranquilamente dónde conseguirás
joyas para tu amiga, con qué las comprarás.
Así robas y hurtas, mas luego pagarás.

Haces con tu soberbia intentar malas cosas,
robar a viandantes alhajas preciosas,
seducir a mujeres casadas, a esposas,
vírgenes y solteras, viudas, religiosas.

(...)

Cuantas hubo y habrá batallas y peleas,
injurias y reyertas y contiendas muy feas,
Amor, por tu soberbia se hacen, bien lo creas.
Toda maldad del mundo está donde tú seas.


Plaza de Cervantes en Alcalá de Henares, la ciudad natal de Juan Ruiz

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