lunes, 18 de octubre de 2010

El encuentro furtivo de dos amantes solitarios



CITA A SOLAS

Rememoro las briznas sueltas de tus claros cabellos
y tu sonrisa tan feliz de mujer entusiasmada
en el rincón más apartado de aquella terraza
frente a los destellos del agua sobre el mar sereno.



Retengo, junto al nerviosismo ventral de mi cuerpo,
cómo venías hacia mí caminando azorada,
la plena amplitud de tus caderas, la piel lozana,
cuando al saludarnos alegres nos dimos un beso



en los pómulos. Conservo con fe aquellos momentos
que rápidos pasaban, y cómo quería decirte
todo lo que te había esperado. Tanto tiempo



para hacerte mujer, tantos años desde que fuiste
una joven díscola y contestataria. Recuerdo
lo que te quise decir y cómo tú también quisiste.


1 comentario:

  1. "Retengo, junto al nerviosismo ventral de mi cuerpo,
    cómo venías hacia mí caminando azorada,
    la plena amplitud de tus caderas, la piel lozana,
    cuando al saludarnos alegres nos dimos un beso"

    Mi parte favorita.

    Me ha gustado MUCHÍSIMO. Parece un punto y aparte, un comienzo renovado, una alegría.

    Un beso

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