jueves, 6 de enero de 2011

De quien la desilusión en el alcohol fue apagando


Gerald Rafferty
(Paisley, 1947 - Bournemouth, 2010)

BAKER STREET

Winding your way down on Baker Street,
light in your head and dead on your feet.
Well, another crazy day.
You'll drink the night away
and forget about everything.
This city desert makes you feel so cold.
It's got so many people, but it's got no soul
and it's taking you so long to find out you were wrong
when you thought it had everything.



You used to think that it was so easy,
you used to say that it was so easy,
but you're trying, you're trying now.
Another year and then you'll be happy.
Just one more year and then you'll be happy,
but you're crying, you're crying now.
Way down the street there's a lad in his place.
He opens the door. He's got that look on his face
and he asks you where you've been.
You tell him who you've seen
and you talk about anything.



He's got this dream about buying some land.
He's gonna give up the booze
and the one night stands
and then he'll settle down.
There's a quiet little town
and forget about everything.
But you know he'll always keep moving.
You know he's never gonna stop moving,
‘cause he's rolling, he's a rollin' stone.
And when you wake up it's a new morning.
The sun is shining, it's a new morning.
You're going, you're going home.

(Canción compuesta, instrumentada e interpretada en solitario por Gerry Rafferty y publicada en un álbum titulado "City to city" allá por 1978)



CALLE DE LOS PANADEROS

Deambulando por Baker Street,
con ilusión en los ojos y los pies cansados,
piensas que has tenido otro día desventurado
y que deberás dormir para poder olvidarlo.
La ciudad inhóspita a estas horas de la noche
te hace sentir solo. Aunque circula mucha gente,
no ves pasar ni un alma gemela a tu lado.



Está repleta de personas sin empatía ninguna
y ya se va demorando demasiado el tiempo
para descubrir en qué nos hemos equivocado
cuando pensábamos que en ella podías
encontrar lo que ansiabas o necesitábamos.

Solías pensar que iba a resultarte sencillo
triunfar en la vida para alejarte de estos suburbios.
Sin embargo, sigues intentándolo sin ningún resultado.
Te dices a ti mismo que con otro año más
vas a conseguirlo, que sólo necesitas un pequeño plazo
para ser feliz contigo mismo, pero te echas a llorar
porque nada has conseguido.



Recorriendo la calle te fijas en el camarero de un pub.
Abre la puerta con el semblante lleno de amabilidad
y te pregunta cómo estás, qué tal te ha ido.
Le contesto lo que he padecido ese día
y luego charlamos de banalidades y proyectos.
Él acaricia el sueño de comprarse un terreno,
dejar la vida de borracheras que lleva
durmiendo cada noche en sitios distintos,
para establecerse al fin en un pueblo tranquilo
donde dejar atrás toda la mierda de la ciudad.



No obstante, tú adivinas que sus intenciones
nunca se van a ver cumplidas, que él nunca
va a lograr lo que se propone, pues va a seguir
deslizándose cuesta abajo y rodando de uno a otro lado.
En su misma naturaleza, o quizá en su destino está
el ser un vagabundo, un pobre infeliz, un desdichado.
Así que a la mañana siguiente te despiertas
y compruebas, una vez más, que otro día nuevo
ha amanecido, que el sol brilla indiferente y,
tal como cuando eras un niño, intentas volver
a refugiarte bajo el techo del hogar paterno.

(Traducción de Andrés González Déniz)


Gerry Rafferty llegó a lo más alto gracias a su talento para componer esta canción inolvidable después de un tortuoso periplo desde que comenzara cantando en la calle y en las estaciones del Metro

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