martes, 15 de febrero de 2011

Un aeda señalado por el estigma de la poesía


Braulio Ortiz Poole
(Sevilla, 1974)

LA HONDA INCERTIDUMBRE

I

¿No escondía el fulgor la próxima ceniza,
la playa los naufragios venideros?

Esa juventud que palpitaba
como una servidumbre
en su erguida arrogancia,
¿auguraba los sueños abolidos?


Parque de María Luisa en la que fuera la "Isbiliya" árabe

¿Qué extraña epifanía nos llevó a lo creado?
¿Alcanzábamos ya que a toda plenitud
le sigue su deriva,
y por eso la usura en conquistar la costa?

Creímos orientarnos al poniente,
pero entonces el tiempo y sus saqueos
se apropiaron del viento.


Torre del Oro almohade junto al río Guadalquivir en Sevilla

II

Toda elegía habla de nosotros.
Cada edad ha desdibujado
a los hombres que fuimos.
Y en el tránsito hacia otros paraderos
(siempre desconocidos)
se quebró la amistad.

La vida se disocia de todo aprendizaje
con su rara querencia por las metamorfosis.
Y nos queda un retrato con cierto desenfoque
y la vaga sospecha de que alguien lo trucó.

Éstos somos nosotros,
un conjunto de estampas donde habita la niebla.
La honda incertidumbre
de contemplar un álbum.


La Giralda o campanario de la catedral de Santa María

III

Siempre la misma incógnita:
si un recuerdo nos dice
o nos desautoriza.

Si un recuerdo no es
sino lo que nos niega.


Farolillos característicos de la sevillana Feria de Abril

EL MUNDO

Puedes pensar que llevaste la sequía
aquel año cálido que viviste en Londres.
Acuérdate: hablaste con el viento
en un puente de Rotterdam.
Fue allí donde la nieve te susurró al oído
su verbo a medio hacer.

Cierra los ojos e inventa la mañana.
Estamos en noviembre y noviembre maneja
un acento de México.
Andrea os ha guiado hasta el lago Chapala.
Y el aire adopta un gesto
muy cercano a la gracia.


Puerto de Indias en torno a lo que fue la antigua Hispalis romana
Alonso Sánchez Coello
(Valencia, 1531 - Madrid, 1588)

El horizonte se alza con su cuerpo de pájaro.
Pacta con el destino volver a Nueva York
para invocar al ángel de todos los poetas
y recobrar la fiebre del estremecimiento.

No olvides,
cuando irrumpa de nuevo la flaqueza,
que un mundo portentoso te reserva sus jades.
Que vives en lo esférico.
Y celebra, con la mejor vendimia,
la compañía que hubo en todos los senderos.
Lo que florece
entre un hombre y sus iguales
no tiene qué envidiar a los almendros.

[Poemas del libro de Ortiz Poole, Braulio: Hombre sin descendencia, Sevilla, Vandalia, 2011, (prólogo de Antonio Lucas), pp. 124]


Un poeta que ha logrado su propio registro lingüístico

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