viernes, 20 de mayo de 2011

Porque todo lo destruye el tiempo y el olvido


Reconstrucción de cómo era Roma en el siglo I d. C.

LAMENTACIÓN POR EL SAQUEO DE ROMA

¡Oh, Fortuna, que rodeas
con perpetuo movimiento
el mundo de ti descontento!
Dime ahora
si me dejarás una hora
en la vida de sosiego,
pues tras ti andando ciego
me he perdido.



Mira dónde me has traído
del estado soberano
donde me alzaste con tu mano
poderosa.
La vida me es enojosa,
aborrezco yo mi suerte,
no tengo sino en la muerte
confianza.


"Sacco di Roma"
Francisco Javier Amérigo y Aparici
(España, 1842 - 1912)

Ya no espero ver bonanza
entre tales tempestades
donde andan mis ciudades
en tormenta:
no hay ninguna que no sienta
los furores de la guerra
igualando con la tierra
lo más alto.



Todo anda en sobresalto
y no puedo socorrerlo,
sino con gran dolor verlo
de esta torre
de donde veo cómo corre
el río Tíber teñido
con sangre que ha salido
de romanos.



¿Dónde están ahora las manos
que domaron todo el mundo
que nos libren del profundo
de los males?
Escipión, César y otros tales,
todo su bien es pasado,
y tu fin es ya llegado,
noble Roma.



Mira el tiempo cómo doma
a tu antiguo poderío:
todo el calor vuelve en frío
de los hombres,
y sus hechos y sus nombres
todos caen en olvido.
Todo queda destruido
lo humano.


Publio Cornelio Escipión
(Roma, 236 a. C. - Liternum, 183 a. C.)

¡Oh, rey, alto soberano
Dios de verdadera fama,
oye, escucha que te llama
tu pastor!
¿Cómo no ves, Señor,
los lobos en los apriscos
y el ganado por los riscos
asombrado?



¿Dónde tu amor y cuidado?
¿Dónde tienes las orejas
que no oyes tus ovejas
dar balidos?
¡Oye, escucha los gemidos
que salen de entre los fuegos!
¡Oye, escucha tristes ruegos
que te envían



las madres que no querrían
algún tiempo haber parido!
Los niños en alarido
se te quejan
porque sus padres los dejan
para no verlos morir:
todos querrían huir
de quien aman.



¿Ya no oyes los que llaman
a tu antigua piedad?
¿Qué es de aquella voluntad
que tenías
los antepasados días
cuando, Señor, nos compraste
con sangre que derramaste
de tu pecho?



¿Cómo, dinos, eres hecho
ya de nueva condición,
que a quien diste salvación
lo destruyes?
Si de nuestros males huyes
y por ellos merecimos
el daño que recibimos,
este día
acordársete debería.

[Poema escrito por Fernán Pérez de Oliva (Córdoba, 1494 - 1531) incluido
en el libro titulado Diálogo de la dignidad del hombre. Razonamientos.
Ejercicios, Madrid, Cátedra, 1995, 1ª edición, (colección letras hispánicas),
(prólogo, cuidado del texto y notas de María Luisa Cerrón Puga), pp. 254]


1 comentario:

  1. el imperio romano fue la civilización mas gloriosa
    de la historia

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