domingo, 5 de junio de 2011

Un poeta descubierto ahora que ya no hay tiempo


José Luis Zúñiga acompañado de una de sus musas femeninas

CATORCE VERSOS DICEN QUE ES SONETO

En una tarde de verano escribo
la historia de mi amor en un soneto,
aunque sólo en pensarlo va un cuarteto
y ya tengo el siguiente en el estribo.

Si el recuerdo es presente en el que vivo,
mi presente no cabe en un soneto,
pues un solo poema es algo escueto
para albergar en sí lo que concibo.

Verso por año, ya el empeño cobra
perfiles imposibles, aunque espero
hallar buen colofón a esta zozobra.

Aunque no sé por qué soy tan versero
si con un solo verso basta y sobra.
Menos de un verso, en fin: decir te quiero.
 
 
 
MÁS PIENSO
 
Era un hombre muy alto; tanto,
que tropezó con una esquina
y se quedó sin occipucio.
 
Le gustaba saberse, pero se bebía.
Mañana será otro día, dijo.
Se equivocó.

Tan molesto era su aleteo
que lo aplastó de un manotazo.
No era una mosca.
Quien tiene un amigo
no tiene dos.



SUBE LA CESTA DE LA COMPRA

Alentó entonces un suspiro
en el nocturno espejo, y no hubo más.
Tal vez seis, siete estrellas, y la luna,
no sé, tú eras todo mi cielo.

Nos deslumbró después la luz
y diste presurosa
en arrancar de cuajo un monumento
de látigos, una losa de sangre,
un agravio de esclavos.
Tú eras todo mi cielo.

Luego hiciste el amor con el tendero
mientras acariciabas (hay que comer)
la cesta de la compra.



EN LA BARRA

Estoy aquí, sentado ante esta barra
donde ya no me queda ni un borracho
ni un sereno ni nada, ni un mal cacho
de bufanda en el cuello. Mi zamarra

de cuero gris también se ha ido de farra.
Sólo queda una rubia, un mamarracho
que a estas horas se ofrece sin empacho:
"¿Un polvo, caballero?", en plan macarra.

Me miro en el espejo. Qué cansina
la mirada que miro, cuánto triste
ese fondo de armario en la retina.

Así mis noches desde que te fuiste.
Cuelgo mis huesos en cualquier cantina.
Bebo vientos de un cuerpo que no existe.



INVENTARIO

Tengo una muñeca
vestida de verde.
Tengo dos palabras:
empeño y derrota.
Tengo tres quehaceres;
Ir. Llegar. Volver.
Tengo cuatro esquinas:
tú, yo, tuya, mía.

Tengo cinco reyes
y un as en la manga.
Tengo seis heridas:
lunes, martes, miércoles,
jueves, viernes, sábado.
El domingo, tú.
Tengo una muñeca
vestida de azul.


Katheryn Elizabeth Hudson
"Katy Perry"
(Santa Barbara, 1984)

HAIKUS

Náufrago floto
al albur de unos labios.
Rama en el agua.

Mar es su carne,
péndulo sin relojes.
Pasan las horas.

Deshaz el nudo:
no dejes que te asalten
a mano amada.

 

Dejó el castillo,
salió a dar una vuelta,
cayó en la fosa.

Tus labios fríos
fueron pasto de espejo.
Faltó el azogue.

Algunos lunes
tienes cinco minutos.
Otros, tampoco.

Cuando me mira
las nubes se levantan.
Fui, nada soy.



COMIENZA UN NUEVO DÍA Y ELLA DUERME

Yo sé bien que tu amor no es flor de un día
sino fuente de eterna primavera,
manantiales de aliento y sementera
derramados en torno a mi bahía.

Me deleito sabiendo que eres mía,
que en mis brazos vencidos, prisionera,
harás cuanto te pida, cuanto quiera
para aliviar un punto mi agonía.

Alumbrarás mi ocaso, vida mía,
humedales seremos del desierto
y tú me darás sombra cada día.

Serás, amor, mi abrigo cuando incierto
vacile entre el ayer y el todavía
como si no supiera que estoy muerto.

(Poemas de José Zúñiga tomados de su blog "Tiempo a destiempo")


José Luis Zúñiga
(Torrelavega, 1949 - Madrid, 2011)

1 comentario:

  1. ...Cuando incierto vacile entre el ayer y el todavía..."
    Qué maravilla, Andrés!
    Gracias por acercárnoslo!

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