jueves, 1 de marzo de 2012

El artista al que tiraron tomates en sus comienzos


Lucio Dalla
(Bolonia, 1943 - Montreux, 2012)

CARUSO

Qui dove il mare luccica
e tira forte il vento
su una vecchia terrazza
davanti al golfo di Surriento,
un uomo abbraccia una ragazza
dopo che aveva pianto.
Poi si schiarisce la voce
e ricomincia il canto:

"Te voglio bene assai,
ma tanto, tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue
dint'e vene sai."

Vide le luci in mezzo al mare,
pensò alle notti là in America,
ma erano solo le lampare
e la bianca scia di un'elica.
Sentì il dolore nella musica,
si alzò dal pianoforte,
ma quando vide la luna
uscire da una nuvola
gli sembrò più dolce
anche la morte.
Guardò negli occhi la ragazza,
quegli occhi verdi come il mare,
poi all'improvviso uscì una lacrima
e lui credette di affogare:


Enrico Caruso
(Nápoles, 1873 - 1921)


"Te voglio bene assai,
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue
dint'e vene sai."

Potenza della lirica
dove ogni dramma è un falso
che con un po' di trucco
e con la mimica
puoi diventare un altro,
ma due occhi che ti guardano,
così vicini e veri.
Ti fan scordare le parole,
confondono i pensieri
così diventa tutto piccolo,
anche le notti là in America
ti volti e vedi la tua vita
come la scia di un'elica.
Ma sì, è la vita che finisce ma lui
non ci pensò poi tanto
anzi si sentiva già felice
e ricominciò il suo canto:

"Te voglio bene assai,
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue
dint'e vene sai."

(Canción compuesta e interpretada por Lucio Dalla
en el álbum "Dallamericaruso" que se publicó en 1986)




CARUSO

Aquí, donde el mar resplandece
y el viento aúlla, en una vieja terraza
frente al golfo de Sorrento,
un hombre abraza a una mujer
que llora. 
A continuación se aclara la garganta
y empieza a cantar:

  "Te amo demasiado.
Tanto, que no puedo soportarlo.
¿Sabes? Se ha convertido en una cadena
que esclaviza la sangre de mis venas."

Caruso contempló las luces en el mar,
pensó en las noches allá en América
que ahora eran sólo una espuma blanca 
desvaneciéndose detrás de un barco.
 Sintió el dolor que conlleva la música,
se levantó del piano y cuando vio la luna
emerger de las nubes 
le pareció la muerte más dulce.
Miró a los ojos de la mujer que amaba,
aquellas pupilas como un mar esmeralda.
Entonces se le resbaló una lágrima
creyó que estaba ahogándose:

  "Te amo demasiado.
Tanto, que no lo puedo soportar.
¿Sabes? Tu amor se ha convertido
en un círculo del que no puedo escapar."


Enrico Caruso en la ópera "Rigoletto" de Giuseppe Verdi


 ¡Ah, el poder de la ópera...!
El arte absoluto en el que cada drama
es un engaño, una farsa en la que cada cual
puede convertirse en otro personaje.
 Cuando Caruso te dirige la mirada
con sus ojos cercanos y reales,
los espectadores olvidan las palabras,
pierden el sentido y se extasían oyéndolo.

  Todo ahora va perdiendo importancia,
también las noches allá en América.
 Añora el pasado y ve su vida
como el agua burbujeante que deja atrás
la blanca estela de una hélice.
Así es la vida cuando se termina.
Enrico Caruso quiere dejar de pensar.
 Ya sólo se siente feliz al retomar el canto:

"Te amo demasiado.
De una forma inconmensurable.
¿Sabes? El amor que por ti siento
se ha convertido en un infierno
en el que muero y ardo."

(Traducción de Andrés González Déniz)



Lucio Dalla nos dijo adiós hoy, tres días antes de cumplir 69 años

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