domingo, 18 de marzo de 2012

Quien acabó vagando ciego por las calles de París


Hilaire Germain Edgar Degas
(París, 1834 - 1917)

EDGAR DEGAS


Y te veo allí, en la oscura butaca
de un proscenio, detrás, oculto,
entre cortinas rojas de damasco
mirando cómo aquella bailarina
consigue un grácil entrechat
y la luz amarilla de la batería
analiza el contorno de su cuerpo,
de la fina media, de la zapatilla rosa,
blanca, azul, de la falda cortísima
en tul almidonado.


"Prima ballerina"
(1877)
Edgar Degas
(Pastel y gouache sobre papel)


Y vuelvo a verte luego,
más tarde, cuando el teatro vacío
rompe el silencio de los aplausos,
solo en tu sitio, prendido
de un mundo urgentísimo,
como el paso de un baile
en una noche de ballet.


"L'étoile du ballet"
(1878)
Edgar Degas
(Pastel sobre papel)


El regreso, la calle gris y el cielo oscuro.
Pero, dentro de ti, la luz de las candilejas
llenando tu mundo, construyendo
el gesto del saludo
de aquella muchacha del coro
que tan graciosamente se inclinaba
al final de la música.


"Fin de l'arabesque"
(1877)
Edgar Degas
(Técnica mixta sobre lienzo)

Y el café. Cerca de ti,
en la dulce amargura,
una pareja bebe solitaria y ausente.
De vuelta a casa, un pedazo de barro
te aguarda. Tus manos lo recorren.
Una pierna. Un seno núbil,
la falda tenue.


"La petite danseuse de quatorze ans"
(1879)
Edgar Degas
(Escultura en bronce)


Y vuelves, en tus sueños
al foyer, a la clase de baile,
a ese mundo de luces y de sombras
donde el sol de las candilejas
alumbra tu paso, tu mano,
tu sentido oculto de la armonía.

(Poema escrito por Carlos Pinto Grote tomado de su libro Unas cosas y otras/Sólo el azul, Tenerife, Editorial Baile del Sol, 2009, 92 páginas)


Carlos Pinto Grote
(La Laguna, 1923)
junto a un busto del poeta Virgilio en el jardín de su casa

1 comentario:

  1. Pasé por tu blog y me gustó. Te seguiré visitando. Bella poesía y buena música.
    Te invito al mío. Te gustará.

    Una cubana perdida en Galicia

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