lunes, 23 de abril de 2012

Cuando la belleza no tiene alas sino neumáticos



FORD’S NIGHT SPIRIT

Me complace rozar suave el revestimiento
de tu delicada piel, la capa de pintura
que te acaricia el viento cuando apuran
tus cuatro pistones la fuerza que llevas dentro.




Con una gamuza y cera sacarte brillo,
mirar el nivel del líquido refrigerante,
añadir aceite de competición al cárter
y hacer relucir tus llantas de aluminio.




Eres negro como un presagio veloz y fúnebre
con un consumo insignificante. Ciento treinta
y seis caballos de puro nervio no presumen




convertirte en el más rápido, pero intentan
extasiarme cual si flotara en una nube.
Contigo vivo el sueño de unir motor y estética.



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