martes, 18 de junio de 2013

El poeta frente a la perplejidad de la existencia

 
Juan Ramón Barat
(Valencia, 1959)
 
AMOR
 
Desventurado aquel
que tu esplendor ignora.
 
Nunca la plenitud
le será concedida.
Serán tristes sus noches
y sus días vacíos.
Jamás entenderá
que la vida y la muerte
pueden ser milagrosas o mezquinas.
 
Y que el mundo sin ti
no admite trascendencia.
 
 
 
PRONÓSTICO MUY GRAVE
 
Sin darme cuenta voy
alejándome de la realidad.
No sé nada del mundo
que bulle tras los muros de mi casa.
El mundo enajenado de unos hombres
que vienen y que van,
y que van y que vienen,
no sé muy bien de dónde y para qué.
Confieso que prefiero
dialogar con mis libros,
compartir con los pájaros mi pan,
escuchar el silencio que destilan los campos,
mirar el horizonte
por si acaso aparecen los gigantes.
 
 
Pintura bajo el influjo del surrealismo daliniano
 
NOCHE DE VERANO
 
Una vez, siendo niño, le pregunté a mi padre
a dónde van los hombres cuando mueren.
Era una hermosa noche de verano.
Estábamos sentados a la puerta
de la casa en dos sillas
de anea y contemplábamos el cielo.
El aire nos traía dulcemente
el olor del jazmín.
Mi padre me miró con ojos bondadosos
y tras breve silencio me explicó
que la muerte no existe y que los hombres
acaban transformándose en estrellas
que brillan en el cielo.
 
 
 
Cuando me hice mayor y consulté los libros
descubrí con sorpresa
que la luz de los astros no es eterna,
que también su existencia se consume
con el paso del tiempo.
Ya hace muchos años que mi padre murió.
Hoy quisiera tenerlo junto a mí,
igual que aquella noche, y poder formularle
la pregunta obsesiva que me hago
al mirar hacia el cielo
en mi silla de anea solitaria:
¿a dónde van los astros cuando mueren?
 
 
 
EL HOMBRE
 
Una brizna de hierba
traída por el aire
que cae con blandura
sobre la superficie azul del agua,
que lucha inútilmente por no hundirse,
que sucumbe y acaba descendiendo
hasta el fondo del limo.
 
 
 
CLASE DE ASTRONOMÍA
 
Hace miles de años
murieron las estrellas
que tus ojos contemplan esta noche.
Lo dicen los astrónomos
y esa luz que ilumina
con un fulgor intenso en este mismo instante.
Tu mirada es la luz
que perfora la pulpa de la noche
desde una oscuridad sin tiempo. Llega
a tus tristes pupilas después de atravesar
el espacio orbital donde germinan
los agujeros negros de la nada.
 
 
Nebulosa NGC 6543
("Ojo de gato")
Su estrella central es 10.000 veces más luminosa que el sol
 
Esas estrellas muertas te conducen
a extrañas coordenadas ya pretéritas.
Por eso intuyes que alguien
te está mirando ahora
desde una estrella aún no nacida.
Quizá desde un futuro lejanísimo
en el que ya no quede
—en este mismo instante—
sino un resplandor vago
de este engañoso mundo en el que habitas.
 
 
Nebulosa de la Hélice
("El ojo de Dios")
Se encuentra a 680 años luz de distancia de la Tierra
 
POEMA DEL DESASOSIEGO
 
No te hagas ilusiones.
Al mundo le resulta indiferente
aquello en que te afanas cada día
con la tenacidad
lunática de los desposeídos.
A nadie le interesa
lo que dejes de hacer o lo que hagas
con tu mezquina vida.
Nadie te ayudará a cruzar la calle
cuando te quedes ciego
de tanto contemplar
la telaraña azul de las estrellas.
 
 
 
Nadie levantará el dedo meñique
para pedir clemencia
por ti cuando te vaya a ejecutar
el negro pelotón de la injusticia.
No trates de engañarte por más tiempo.
Estás solo.
Entre otros hombres solos.
 
Es una estupidez darle más vueltas.
 
 
"Soledad"
Salvador Dalí i Domènech
(Figueras, 1904 - 1989)
 
EXPOSICIÓN DE LOS HECHOS
 
La tarde que transcurre lentamente,
el olor del azahar, el cielo azul,
los pájaros que pasan
y alegres picotean el silencio,
las montañas lejanas, los árboles frondosos,
el amor de mi esposa,
la inocente ternura de mis hijos
y la muerte mirándome a los ojos.
 
[Poemas extraídos de Barat, Juan Ramón: El héroe absurdo (Poesía reunida), Madrid, Hiperión, 2004 1ª edición, pp. 154]
 
 

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