viernes, 12 de julio de 2013

A la muerte no le importan las distinciones de rango

 
Concepción García Campoy
(Tarrasa, 1958 - Valencia, 2013)
  
TRAS EL DECESO
DE UNA LOCUTORA
 
Habríase maravillado el mismo dios Caco
de cómo se introducía en todos los lugares
sin que nadie le impidiese entrar ni salir.
Incluso un feble escritor que lleva cuarenta
años mareando la perdiz con los mismos tópicos,
se ha puesto a perorar que era un modelo
del avance en los derechos femeninos. Hombre,
¿desde cuándo ha sido un progreso el nepotismo?
 
 
No había cumplido 21 años ni terminado los estudios universitarios
y ya estaba trabajando en la emisora ibicenca de la cadena COPE
 
Los medios publicaron su carrera meteórica
aparentando decir la verdad, pero mintiendo,
porque ofrecieron etapas que atravesó,
mas no los tácitos eslabones que las unieron.
¿Cómo es que comenzó a bote pronto en un país
con más periodistas inactivos que con trabajo?
¿Cómo pasó de un puesto público o privado a otro,
y de una empresa a otra? ¿Lo hizo sin apoyos?
 
 
Cómo dio el salto de presentar los informativos de Baleares
a los de alcance nacional en Madrid es una proeza o una incógnita
 
En la vieja Roma todo dependía de influencias:
la cuna y las conexiones con las que pujaban
y se repartían dones los patricios entre sí.
Ahora hay pérfidos cortesanos que nos quieren
hacer idiotas, pues hoy, como siempre, predomina
una ideología que persigue mantener
en la frívola ignorancia a la plebe. ¡Menos
lobos, dice Plauto, de los hombres hacia los hombres!
 
 
Tras dos matrimonios anteriores y dos hijos del segundo enlace,
el productor cinematográfico Andrés Vicente Gómez (Madrid, 1943)
fue su última relación sentimental
 
Es lo que haría falta. Y en cuanto a esta
celebridad con craso esposo productor de cine,
lamento su pérdida, porque era coetánea
y como de la familia cuando la enchufaban,
entiéndanme bien, su cara en la televisión
para que saliera por todos lados en pantalla.
Así es: los poderosos se reparten el pastel
tratando de esconder que sólo dejan migajas.
 
 
Concha García Campoy derrochaba simpatía y seriedad en su trabajo

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