sábado, 24 de mayo de 2014

La soledad es la suerte de los espíritus excelentes


 
Las Palmas de Gran Canaria iluminada de noche
 
PLAZOLETA DE PERÓN
ESQUINA DOCTOR WAKSMAN
 
Estoy sentado en la terraza
de una cafetería
y justo enfrente a mí
hay un poste de la luz estático.
Soporta en su quietud
toda índole de cartelería
plagada de simplistas demagogias.
Todavía recuerdo cuando en otra época
le colgaban carteles trotskistas.
Conocí a uno de sus adeptos
que en un golpe de estado
corrió cobarde y presuroso
a esconder las octavillas
que le hubieran delatado
por su condición subversiva.
También a otro adscrito
que abandonó mujer e hijos
de una forma cruel y mezquina.
¿Deben primar las personas
o las ideologías?
 
 
Las Palmas de Gran Canaria a la altura del antiguo Hotel Metropol
que hoy es sede administrativa de su ilustre ayuntamiento
(1899)
 
Los papeles se superponen unos sobre otros
como los estratos del tiempo
van anulando los antepasados.
Ahora hay un pasquín electoral
que promueve el voto
hacia un partido animalista.
En él se ve una mujer sonriente
abrazando un perro.
¿Es una evolución civilizadora
o un descrédito antropológico
lo que ha ocurrido?
Sorbo del vaso un líquido sin azúcares
que se han visto sustituidos
por algún extraño edulcorante cancerígeno.
Fumo contra todos los diagnósticos
sobre mis pulmones.
 
 
Panorámica de Las Palmas de Gran Canaria en el año 1900
 
Incólume me complace ver,
como si fuera un obelisco metálico
o una pértiga
enviada desde el cielo por los dioses,
este erecto surtidor de luz y sombra
al que no hacen caso
cuantos pasan raudos a su lado
justo delante de mí.
Quisiera que mi vida se detuviera así,
insensible a las variaciones del criterio,
al insulto de la plebe,
a las sevicias de la envidia.
Virgilio me advirtió que vivimos
rodeados de secretos enemigos
cuando Eneas tuvo que partir de Cartago
huyendo de Dido.
“No hay lealtad fiable en ninguna parte,
estés donde estés”, escribió el mantuano,
y por eso me ocurre que estoy sin compañía
bebiendo frente a un farol solitario.
 
(Poema escrito en una servilleta por Andrés González Déniz)
 
 
Las Palmas de Gran Canaria en 1950 vista desde los Cuatro Cañones

No hay comentarios:

Publicar un comentario