jueves, 21 de agosto de 2014

El poeta que abjuró de la perversión comunista

 
Jaroslav Seifert
(Praga, 1901 - 1986)
Escritor, poeta y periodista
 
EL BARCO EN LLAMAS
 
Emprendí el camino al anochecer.
El que busca
suele ser esperado.
Al que espera, le encuentran.
 
Fui dejando detrás pequeñas ciudades dormidas,
rincones tejidos de hiedra,
donde quedaba aún algo de la música
de primavera,
hasta que me atrapó la noche.
 
En su oscuridad estalló una llama.
Alguien gritó: ¡Arde el barco!
La lengua apasionada de la llama
rozaba la desnudez del agua
y los hombros de la joven
temblaban de placer.
 
Bajo las nerviosas ramas del sauce
que daba sombra a la fuente,
en cuyo fondo se oculta la tiniebla
cuando hay luz, vi a una joven.
Empezaba a amanecer.
Ella intentaba bajar del brocal
un cubo mojado.
 
Tímidamente le pregunté
si había visto la llama.
Me miró con sorpresa,
volvió hacia atrás la cabeza
y un momento después, dudando, asintió.
 
 
El poeta en la etapa de los ideales de la juventud
 
EL JARDÍN DEL CANAL
(FRAGMENTO)
 
He tenido que llegar a edad avanzada
para aprender a amar el silencio.
Conmueve a veces más que la música.
En el silencio aparecen señales emocionadas
y en las encrucijadas de la memoria
detectas nombres
que el tiempo pretendía ahogar.
 
Por la noche, en las copas de los árboles,
puedo oír hasta el corazón de los pájaros.
Y al caer el día, una vez, en el cementerio,
oí de lo hondo de una tumba
el crujir de un ataúd.
 
 
Seifert por la época en que se había desengañado del comunismo
 
CANCIÓN
 
Agita un pañuelo blanco
el que se despide.
Cada día acaba algo,
acaba algo muy hermoso.
 
La paloma mensajera bate el aire
con las alas de vuelta a casa.
Con esperanza y sin esperanza
siempre volvemos a casa.
 
Sécate las lágrimas
y sonríe con los ojos llorosos.
Cada día empieza algo,
empieza algo muy hermoso.
 
 
Amanecer en Praga
 
 PAN Y ROSAS
 
Entre dos polos se tensa el mundo
como la piel del asno.
La vida, entre dos cosas:
pan y rosas.
 
Se oye el mundo, redoblan los tambores.
Para cosas pequeñas, guerra grande.
Ganador y vencido vuelven a casa.
¿Qué distancia, qué distancia hay a casa?
Dos dados, dos palabras maravillosas,
en la corneta de la historia: pan y rosas.
 
Volver a tocar sobre el tambor volcado
moviendo con violencia la corneta en las manos.
Sobre la piel de asno del tambor de guerra
para nuestro amor el hambre y la muerte espera.
 
 
A pesar de no haber culminado sus estudios de bachillerato, Seifert obtuvo una formación amplia gracias a su dedicación al periodismo
 
CONSUELO
 
Señorita, usted frunce el ceño
porque le ha llovido todo el día.
¿Qué podría decir entonces aquella
efímera a la que llovió toda la vida?
 
NAPOLEÓN
 
Mi pipa Gambier me divierte terriblemente.
Tiene una graciosa cabecita
de la cabeza del emperador.
 
¡Buenos días, famoso emperador!
 
¿Ya se te bajaron los humos de la cabeza
de ser el señor del mundo?
 
 
Atardecer en Praga
 
¡ADDIO, HERMOSA LLAMA!
 
¡Addio, hermosa llama!
La canción se ha herido levemente la frente
y aquella a quien iba dirigida, ha callado
lo que no podía pronunciarse.
 
¡No enciendas! Durante el crepúsculo
las palabras no parecen tan audaces.
¡Addio, hermosa llama!
La canción se ha herido levemente la frente.
 
Y ambos estaban confundidos.
Titubeando abrió la ventana.
Cayó la luz nocturna sobre el día
y a lo lejos Praga se sonrosaba.
¡Addio, hermosa llama!
 
 
Anochecer en Praga
 
LA COLUMNA DE LA PESTE
 
Nuestras vidas se deslizan
como los dedos sobre el papel de lija;
días, semanas, años, siglos,
y había épocas en que pasábamos
llorando largos años.
 
Hoy todavía camino alrededor de la columna
donde con tanta frecuencia esperé
y escuché, cómo murmura el agua
de las fauces apocalípticas,
sorprendido cada vez
por la amorosa coquetería del agua,
que estallaba en la superficie de la fuente
mientras caía la sombra de la columna en tu rostro.
 
Ésta era la hora de la Rosa.
 
 
Jaroslav Seifert obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1984,
pero a la ceremonia de entrega no pudo acudir por motivos de salud
 
EL BESO DE MARAT
 
Cruzan las flores aquel grupo de estatuas
y ya huele a verdor en el barrio de Letná;
pasa el amor y dobla las piernas,
las piernas dobla y destruye el corazón.
 
Pasa la primavera, las hojas del sauce
con el viento ligero suavemente tiemblan.
Pasan enamorados y son felices,
pues tienen esperanza.
Pero la muerte, por supuesto,
besa también apasionadamente.
 
(Poemas escritos por Jaroslav Seifert)
 
 
Tumba de Jaroslav Seifert en el pueblo de Kralupy nad Vultavou (Kralup sobre el Moldava) situado a 25 kilómetros al norte de Praga

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