domingo, 7 de diciembre de 2014

Un poema narrativo que cuenta la vida de un poeta


 
Guido Gustavo Gozzano
(Turín, 1883 - 1916)
Poeta italiano
 
TOTÒ MERÚMENI
 
I
 
Col suo giardino incolto, le sale vaste, i bei
alconi secentisti guarniti di verzura,
la villa sembra tolta da certi versi miei,
sembra la villa-tipo, del Libro di Lettura...
 
Pensa migliori giorni la villa triste, pensa
gaie brigate sotto gli alberi centenari,
banchetti illustri nella sala da pranzo immensa
e danze nel salone spoglio da gli antiquari.
 
Ma dove in altri tempi giungeva Casa Ansaldo,
Casa Rattazzi, Casa d'Azeglio, Casa Oddone,
s'arresta un'automobile fremendo e sobbalzando,
villosi forestieri picchiano la gorgòne.
 
S'ode un latrato e un passo, si schiude cautamente
la porta... In quel silenzio di chiostro e di caserma
vive Totò Merùmeni con una madre inferma,
una prozia canuta ed uno zio demente.
 
 
Guido Gozzano (a la izquierda, apoyado sobre el coche)
con sus amigos Garrone y De Paoli en 1912
 
II
 
Totò ha venticinque anni, tempra sdegnosa,
molta cultura e gusto in opere d'inchiostro,
scarso cervello, scarsa morale, spaventosa
chiaroveggenza: è il vero figlio del tempo nostro.
 
Non ricco, giunta l'ora di "vender parolette"
(il suo Petrarca!...) e farsi baratto o gazzettiere,
Totò scelse l'esilio. E in libertà riflette
ai suoi trascorsi che sarà bello tacere.
 
Non è cattivo. Manda soccorso di danaro
al povero, all'amico un cesto di primizie;
non è cattivo. A lui ricorre lo scolaro
pel tema, l'emigrante per le commendatizie.
 
Gelido, consapevole di sé e dei suoi torti,
non è cattivo. È il buono che derideva il Nietzsche
"...in verità derido l'inetto che si dice
buono, perché non ha l'ugne abbastanza forti..."
 
Dopo lo studio grave, scende in giardino, gioca
coi suoi dolci compagni sull'erba che l'invita;
i suoi compagni sono: una ghiandaia rôca,
un micio, una bertuccia che ha nome Makakita...
 
 
"Villa Il Meleto"
("Casa del huerto de manzanas")
En esta casa del pueblo de Aglié pasaba largas temporadas
Guido Gozzano para aliviar la tuberculosis que padecía
 
III
 
La Vita si ritolse tutte le sue promesse.
Egli sognò per anni l'Amore che non venne,
sognò pel suo martirio attrici e principesse
ed oggi ha per amante la cuoca diciottenne.
 
Quando la casa dorme, la giovinetta scalza,
fresca come una prugna al gelo mattutino,
giunge nella sua stanza, lo bacia in bocca, balza
su lui che la possiede, beato e resupino...
 
 
Guido Gozzano con su madre Deodata Mautino
 
IV
 
Totò non può sentire. Un lento male indomo
inaridì le fonti prime del sentimento;
l'analisi e il sofisma fecero di quest'uomo
ciò che le fiamme fanno d'un edificio al vento.
 
Ma come le ruine che già seppero il fuoco
esprimono i giaggioli dai bei vividi fiori,
quell'anima riarsa esprime a poco a poco
una fiorita d'esili versi consolatori...
 
 
Biblioteca de la "Villa Il Meleto"
 
V
 
Così Totò Merùmeni, dopo tristi vicende,
quasi è felice. Alterna l'indagine e la rima.
Chiuso in se stesso, medita,
s'accresce, esplora, intende
la vita dello Spirito che non intese prima.
 
Perché la voce è poca, e l'arte prediletta
immensa, perché il Tempo -mentre ch'io parlo!- va,
Totò opra in disparte, sorride, e meglio aspetta.
E vive. Un giorno è nato. Un giorno morirà.
 
Guido Gozzano visiblemente afectado por la tisis
 
TOTÒ MERÚMENI
 
I
 
Con su jardín inculto, las amplias salas, los bellos
balcones del Seiscientos adornados de espesura,
la villa parece sacada de ciertos versos
míos, parece la villa-tipo del Libro de Lectura...
 
Piensa en mejores días la villa triste, piensa
en  alegres compañías bajo los árboles centenarios,
banquetes ilustres en una sala inmensa
y danzas en el salón expoliado por los anticuarios.
 
Pero allí donde antaño llegaban los Ansaldo,
los Rattazzi, d’Azeglio, o los Oddone, clava
el freno un automóvil chirriando y temblando
e hirsutos forasteros hacen sonar la aldaba.
 
Se oye un ladrido, pasos, cautamente se entreabre
la puerta... En un silencio de claustro o de cuarteles
vive Totò Merúmeni, a solas con la madre
enferma, una canosa tía y un tío demente.
 
 
Totò Merùmeni es un anagrama del título de una comedia del poeta latino Terencio, Heautontimorumenos, palabra griega que significa "el que se castiga a sí mismo". También un poema de Baudelaire titulado "L'Héautontimorouménos" aparece en Las flores del mal.

II
 
Veinticinco años tiene Totò, un temple altanero,
mucha cultura y gusto por obras de imprenta,
poco cerebro, escasa moral y una tremenda
clarividencia: es el hijo de nuestro tiempo.
 
No siendo rico, a la hora de “vender palabritas”
(¡ah, su Petrarca!), hacerse periodista o canalla,
Totò eligió el exilio. Y en libertad medita
sus fallas, que será mejor dejar calladas.
 
No es malo. Da dineros al pobre, y al amigo
le envía una canasta con fruta de estación.
No es malo. Ayuda con su redacción al niño,
y al que emigra da cartas de recomendación.
 
Gélido, consciente de sí y de sus culpas,
no es malo. Es el bueno que escarnecía Nietzsche:
“...realmente, yo me río del inepto que dice
ser bueno porque tiene muy débiles las uñas...”
 
Después del estudio grave, baja al jardín y una hora
juega con sus amigos en la hierba que lo invita.
Son sus dulces amigos una corneja ronca,
un gatito y una mona llamada Makakita...
 
 
Guido Gozzano es el primero sentado por la derecha
 
III
 
La Vida no cumplió ni una sola promesa.
Él soñó durante años un Amor siempre ausente.
Soñó, para martirio suyo, con actrices y princesas,
y hoy tiene por amante a su cocinera adolescente.
 
Cuando la casa duerme, la jovencita descalza,
fresca como una fruta húmeda de rocío,
llega hasta su cuarto, lo besa en la boca, salta
sobre él, que la posee, beatífico y supino...
 
 
Salón con chimenea, brasero y mecedora en la "Villa Il Meleto"
 
IV
 
Es que Totò no siente. Un lento mal indómito
secó las primigenias fuentes del sentimiento.
El análisis y el sofisma hicieron de este hombre
lo que las llamas hacen de un edificio al viento.
 
Pero como las ruinas que han ardido en la hoguera
alimentan irisaciones de hermosas, vívidas flores,
esta alma calcinada poco a poco gotea
un florilegio de sutiles versos consoladores...
 
 
Guido Gozzano perteneció a la corriente literaria del crepuscularismo y le influyeron escritores como Leopardi, D'Annunzio y Arturo Graf
 
V
 
Así Totò Merùmeni, luego de tristes casos,
casi es feliz. Alterna rima y filosofía.
Encerrado en sí, se enaltece y explora, ha sondeado
la vida del Espíritu que antes no comprendía.
 
Porque la voz es poca, y el arte de su alma
inmenso, porque el Tiempo
—¡mientras yo hablo!— se va,
Totò obra apartado, sonríe y espera en calma.
Y vive. Un día ha nacido. Un día morirá.
 
[Poema de Guido Gozzano incluido en Los coloquios, Madrid, Visor, 2014, (traducción, introducción y notas de José Muñoz Rivas), pp. 313]
 
 
Portada del libro de reciente edición

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