lunes, 9 de marzo de 2015

Cuando queráis verme, pronunciad mi nombre


 
Cartel bélico de un piloto suicida japonés
La palabra "kamikaze" tiene su origen en el ataque de una flota procedente de Mongolia, bajo el mando de Kublai Khan, que en 1281 intentó por segunda vez atacar Japón y fue destruida por un tifón que sería bautizado como "kamikaze" o "viento divino"
 
CONFESIÓN DE UN KAMIKAZE
 
No se preocupe, padre. No se ponga triste, madre.
Mi vida expirará como se aclara la mañana.
La muerte es el mayor enigma de la vida humana:
¿por qué todas las cosas palpitan para acabarse?
 
 
Un oficial coloca la bandera nipona en la cabeza de un joven
antes de partir hacia una misión suicida
 
Llevo la foto de mis padres riendo en el corazón.
Soy una hormiga aplastada por una montaña.
Quisiera ver crecer en mi tumba camelias y dalias.
La guerra está perdida, pero el imperio del sol
 
 
Los aviadores kamikazes eran en principio jóvenes licenciados universitarios, pero según se sucedían las derrotas reclutaron adolescentes que eran casi niños
 
jamás se rinde, como bien conocen Rusia y China.
Sé que voy a morir, como se estalla una joya
contra el suelo, y no volveré a ver Fukushima.
 
 
Hundimiento del barco de guerra "BB-39 USS Arizona"
En el ataque a la base naval hawaiana de Pearl Harbor
los japoneses utilizaron cinco submarinos suicidas
  
 No puedo olvidar las palabras de la despedida
y ella no pasará el resto de los años sola.
Tampoco quiero lágrimas el día de mi partida.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
  
[No esperamos volver vivos, (Testimonios de kamikazes y otros soldados japoneses), Madrid, Alianza, 2015, 1ª edición, (introducción, traducción y notas de Diego Blasco Cruces), (ilustración de la portada: fotografía de un kamikaze ciñéndose la banda con el sol naciente, 1944-1945), (diseño de la cubierta por Manuel Estrada),  pp. 237]

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