sábado, 5 de diciembre de 2015

Había que parar el avance alemán a cualquier coste


 
La crítica ha elogiado los efectos visuales, el sonido, la música y la interpretación dramática en este soberbio trabajo de producción rusa
 
STALINGRAD
(2013)

La película comienza con una digresión en apariencia desvinculada con la trama principal. Una mujer alemana va a ser rescatada bajo los escombros por un ruso tras un terremoto en Japón. El significado de esta escena inicial parece querer decirnos que las heridas están restañadas y hoy, setenta años después, los rusos y los alemanes han dejado la guerra atrás. Después de este preámbulo se abre ante nuestros ojos una panorámica nocturna desoladora: la ciudad de Volgogrado en llamas por causa del fuego de mortero y las bombas.
 
 
Heiner Lauterbach
(Colonia, Alemania, 1953)
Este magnífico actor está inconmensurable ejerciendo de coronel Hans. Su interpretación la hubiera firmado el mismísimo Peter O'Toole

Un grupo de soviéticos avanza por la zanja de unas trincheras para ocupar la Casa de Pavlov, un edificio que defenderán contra los alemanes a toda costa. Dentro vive una mujer que se niega a salir. Es Katya, de quien se enamorará el combatiente Gromov. Enfrente se desarrollará otra historia de amor entre el capitán Kahn y una prostituta rusa llamada Masha. Ambos romances terminarán de forma desgraciada por la posterior muerte de Gromov y Masha que dejarán a sus amantes desesperanzados.
 
 
El realismo de la película es tan sobrecogedor que te hace sentir allí
 
El rodaje se llevó a cabo en dos ciudades, san Petersburgo y Kronstadt. Costó 120 millones de rublos y se tardaron seis meses en construir los decorados. Filmada con la tecnología canadiense de alta resolución IMAX 3D, la calidad de las imágenes dotan a esta cinta de una espectacularidad inusitada. Dirigida por Fiodor Bondarchuk, mereció ser premiada con el Oscar a la mejor película de habla no ingelsa, pero ni siquiera se la nominó como candidata. Angelo Badalamenti compuso la música de la banda sonora, completamente apropiada, y el reparto de actores cumplió, cada uno en su papel, a la perfección.
 
 
La filmación de la caída de un caza alemán Heinkel He 111 abatido por los rusos y ardiendo en llamas es realmente escalofriante
 
El guion corrió a cargo de Ilya Tilkin y Sergey Snezhkin quienes, pese a basarse en libros de autores como Antony Beevor, Viktor Nekrasov, Wilhelm Heinrich y Vasili Grossman, no respetaron del todo los hechos históricos, como corresponde casi siempre a una ficción filmada. Por ejemplo, aparece un oficial recriminando a un francotirador el asesinato de un recluta alemán que llenaba de agua su cantimplora en una fuente. La realidad es que los efectivos del Ejército Rojo no sólo mataban alemanes de cualquier modo, sino que también disparaban a los propios niños rusos que les llevaban baldes de agua.
 
 
La lucha en Stalingrado fue calle por calle, casa por casa, sótano por sótano, llegándose con demasiada frecuencia al combate cuerpo a cuerpo
 
Al margen de inexactitudes como ésta que pretenden mejorar la imagen de los heroicos defensores de la ciudad, el largometraje de hora y media de duración justifica los 30 millones de dólares que se invirtieron. Afortunadamente, la recaudación ha duplicado sobradamente la inversión, pues ha superado la cifra de los 68 millones de dólares. Al ser un éxito económico, cabe esperar que películas tan bien hechas como ésta vuelvan a producirse. El cine no ha muerto, aunque agoniza con producciones para adolescentes sin luces.

(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Al final se impusieron los comunistas con la superioridad numérica, logística y de constantes refuerzos que no cesaban día y noche, pero lo hicieron por patriotismo, no por cuestiones ideológicas

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