miércoles, 9 de diciembre de 2015

Los comunistas querían apoderarse de toda Corea

 
La historia de un destacamento estadounidense
 
MEN IN WAR
(LA COLINA DE LOS DIABLOS DE ACERO)
(1957)

Rodada cuatro años después de terminada la Guerra de Corea (1950-1953) que acabó en empate técnico entre las fuerzas comunistas y las del mundo libre simbolizado por los Estados Unidos de América, el Pentágono se negó a colaborar con esta filmación debido a la errática disciplina castrense que la historia mostraba. Anthony Mann, el director famoso en España por haber estado casado con Sara Montiel durante seis años (de 1957 a 1963), se vio privado de elementos tan necesarios como tanques de guerra. Escaso de medios, tuvo que hacer el rodaje en Bronson Canyon, un desértico paraje de Griffith Park en Los Ángeles (California), muy cerca de los estudios de Hollywood.
 
 
Robert Keith
(Fowler, Indiana, 1898 - Los Angeles, California, 1966)
Interpreta de manera excelente a un coronel que ha perdido la razón
 
Basada en la novela “Day wihout end” del escritor Van Van Praag que fue originalmente concebida en torno al desembarco aliado en Normandía, el guionista Philip Yordan la adaptó para esta versión cinematográfica. Contiene matices del género del western en el que estaba especializado Anthony Mann, como la predilección por el paisaje desolado o el hincapié en una caravana de hombres blancos acosados por indígenas que les atacan por sorpresa defendiendo su territorio. La música de Elmer Bernstein destaca al inicio de la película por el sonido de la percusión.
 
 
Robert Ryan
(Chicago, Illinois, 1909 - Nueva York, 1973)
Demuestra ser el más apropiado actor de cine bélico de todos los tiempos

La acción transcurre en un día de sol agotador: el 6 de septiembre de 1950. Un pequeño pelotón de 17 soldados supervivientes han perdido el contacto por radio con su cuartel general. Los coreanos les atosigan desde los árboles y camuflados bajo las hierbas secas, incluso minándoles un tramo del sendero. Son astutos e incluso cuando aparentan rendirse con las manos en la nuca lo hacen porque llevan escondida una pistola en la visera.
 
 
Aldo Ray, Robert Keith, Robert Ryan y Philip Pine
 
En una ocasión se disfrazan de militares americanos para sorprenderles mejor. El teniente Benson está al mando y quiere por todos los medios reunirse con el grueso del ejército, para lo cual no vacilará en seguir adelante como sea. En su camino encuentran un jeep con un sargento díscolo (Montana) y un coronel que padece neurosis de guerra. La confrontación entre el teniente y el sargento elevará la tensión dramática del largometraje.
 
 
Aldo Ray
(Pen Argyl, Pennsylvania, 1926 - Martínez, California, 1991)
Dotó a su personaje de socarrona y maliciosa ironía

Cuando por fin lleguen a una colina desde la que podría avistarse la posición de la base americana, descubrirán que allí están apostados los norcoreanos impidiendo el paso. Comienza un ataque espectacular con granadas, bazookas y lanzallamas que acaba con la limpieza de la posición enemiga y sólo tres supervivientes yankees. La película acaba con el teniente Benson arrojando medallas en forma de estrella plateada sobre los cadáveres de sus subordinados y mencionando, uno por uno, sus nombres. Este homenaje a los caídos en combate y la valoración del individuo como persona contrasta ideológicamente con el concepto marxista del enemigo según el cual la masa es lo que importa y queda anulado el hombre.
 
 
James Edwards
(Muncie, Indiana, 1918 - San Diego, California, 1970)
Interpreta a un confiado recluta que debía vigilar la retaguardia
 
Impresiona la escena en la que el sargento Montana utiliza un moderno lanzallamas de largo alcance, como corresponde a la tecnología del momento, mucho más avanzada que la de la II Guerra Mundial. Robert Ryan (teniente Benson) se confirmó en este trabajo como el actor por antonomasia del género bélico, mientras que Aldo Ray (sargento Montana) le dio una pérfida réplica como suboficial quemado por la psicosis que genera la guerra.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Un inolvidable ejemplo de cine clásico

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