miércoles, 10 de febrero de 2016

He aquí por qué llamamos cerdos a los que matan

 
La fotografía de este film es de Michael Jari Davidson
 
BERKSHIRE COUNTY
(CONDADO DE BERKSHIRE)
(2014)
 
Un terrorífico thriller del subgénero ”slasher”, es decir, de los que muestran a un psicópata asesino de adolescentes que han tenido algún desliz con el sexo o las drogas. Audrey Cummings dirige este producto enfocado al entretenimiento sin mayores pretensiones. Es verdad que hace referencia a la célebre escena del baño en la película “Psicosis” (1960) de Alfred Hithcock, cuando la protagonista Kylie Winters (Alysa King) se está duchando y su madre se aproxima, descorre bruscamente la cortina de plástico y nos da, más que un susto, un pequeño sobresalto.
 
 
La cicatriz en la muñeca jugará un papel importante al final de la historia
 
Además, también hay un guiño al Freddy Krueger creado por Wes Craven cuando vemos que el asesino arrastra un cuchillo de cocina frotándolo contra la superficie de una encimera de forma similar al monstruo de “Pesadilla en Elm Street” (1984), quien lo hacía con sus largas uñas metálicas. Pero para de contar. El resto de la película es más bien deudor de “Viernes 13” (1980) por los paralelismos en la forma de asesinar. Simultáneamente guarda una cierta semejanza con “White settlers” (2014) por aparecer los malvados con una máscara aprovechando que es la noche de Halloween.
 
 
Alysa King
La actriz y cantante canadiense lleva a cabo una actuación irreprochable
 
La primera mitad de la película es irreprochable. Un inicio misterioso y poético, con una carretera desértica y un vehículo que no se sabe hacia dónde se dirige. A continuación, un incidente grotesco en una fiesta de estudiantes universitarios con una joven que intenta huir de compañeros de clase ruines, groseros y egoístas. A la pobre chica la grabaron con la cámara de un teléfono móvil mientras realizaba una felación y luego se rieron de ella. Kylie Winters tendrá que alejarse para reconducir su vida y encontrará una oportunidad trabajando de canguro con dos niños en una mansión durante una noche que se le hará eterna.
 
 
Madison Ferguson y Alysa King al comenzar la noche de Halloween
 
La segunda mitad no puede decirse que resulte bien lograda. No están hábilmente entrelazadas las secuencias en las que huye de los asesinos que entraron en la casa ni parece verosímil el modo en el que se esconde sin que la detecten. Tampoco la camioneta donde se oculta parece que pueda ser tan profunda como para no ser vista dentro de ella cuando se abre el portón trasero. Aun así, la directora ha hecho lo que ha podido y nadie le ha exigido que sea un genio.
 
 
Bart Rochon
Al actuar bajo una máscara sus cualidades como actor son una incógnita
 
Los dos críos que intervienen actúan de modo natural, sobre todo el varón, que parece estar siendo él mismo sin asustarse en absoluto. La niña, en cambio, sí logra transmitir temor y ansiedad. La coda final de este largometraje es interesante, aunque se le nota que deja la puerta abierta para la continuación de otra secuela que, me imagino, no tardarán en filmar. El exceso de sangre derramada no tiene sentido en ésta ni en ninguna otra película, puesto que causa asco en lugar de terror. En fin, se trata de pasar 83 minutos entretenidos y la verdad es que, por momentos, la experiencia de ver una residencia tan hermosa es grata.
 
 
Aaron Chartrand
Estuvo perfecto en su papel de muchacho frívolo, obsceno y repugnante
 
Sobre el caserón y la actriz Alysa King gira todo el eje central de la trama. Jim McGrath cumple con profesionalidad en el apartado de la banda sonora aunque sin crear ninguna melodía memorable. Michael Jari Davidson se luce en el apartado de la fotografía cuando luce el sol y fracasa con estrépito durante la oscuridad nocturna. Chris Gamble es el responsable de un guion que no aporta novedad alguna respecto a otros filmes de temática semejante. El grave fallo que cometió es la carencia de móvil en los acosadores. Su violencia es gratuita. En resumen, una película ideal para comer roscas, beber refrescos, sentir algo de temor y pasar un buen rato. 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Este trabajo da la impresión a veces de falta
de destreza en la dirección de la cámara

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