domingo, 6 de marzo de 2016

La especulación con la que se robó a la población

 
La banda sonora es de Craig Armstrong, David Byrne y Brian Eno
 
WALL STREET
(MONEY NEVER SLEEPS)
(2010)
 
En torno al afán de peculio sin responsabilidad moral en cómo lograrlo gira este drama a medias entre lo sentimental y lo bursátil dirigido por Oliver Stone. La película costó 70 millones de dólares y en un contexto de crisis económica por el estallido de burbuja inmobiliaria y la venta de productos tóxicos como las hipotecas "subprime", se comprende que al público le interesó este producto cinematográfico porque recaudó 130.632.932 dólares.
 
 
Shia Labeouf
(Los Ángeles, 1986)
y
Frank Langella
(Nueva Jersey, 1938)
 
Tiene momentos sublimes de crítica social como cuando en una fiesta la cámara va enfocando las joyas que lucen las damas que cenan y sonríen satisfechas del brillo de sus pendientes de oro, rubíes, platino, zafiros y diamantes. Otros instantes son meramente simbólicos, como el de los niños haciendo pompas de jabón en un parque. Lo que no sé es si los guionistas Allan Loeb y Stephen Schiff fueron conscientes de que poner a una izquierdista heredera de cien millones es algo intrínsecamente contradictorio. Digamos que es fácil hacerse pasar por un justiciero si se actúa como si se tratara de un hobby.
 
 
Josh Brolin
(California, 1968) 
y
Eli Wallach
(Brooklyn, 1915 - 2014, Nueva York)
 
Me recuerda a los hippies niños de papá que llevaban vaqueros desgastados y camisetas viejas para echarse el mundo por montera e irse de viaje al Nepal o a la isla de Creta en los años sesenta. No eran vagabundos menesterosos ni afrontaban una vida en contacto directo con la naturaleza como motor de cambio del planeta, que era lo que pretendían aparentar. En realidad, simplemente recibían mensualmente el cheque del papá capitalista que ganaba dinero con negocios más que probablemente especulativos, sórdidos, explotadores o nada ecologistas. Mientras tanto, los hijos progresistas y revolucionarios venga a practicar el amor y no la guerra, a experimentar con drogas y hacer el gandul.
 
 
Carey Mulligan
(Londres, 1985)
y
Michael Douglas
(Nueva Jersey, 1944)
 
Lo mejor de la película es lo bien dirigida que está, amén de muchas frases brillantes: “El dinero no es el bien principal de la vida. El tiempo lo es y el tuyo conmigo se acabó”.  “Hagamos un trato, Bretton: deja de decir mentiras sobre mí y no diré la verdad sobre ti. “Aún no lo saben, pero son la generación “Ninja”: ni ingresos, ni bienes ni jubilación. Les espera un lindo futuro”. “La avaricia es buena y ahora también es legal”. “La codicia lleva a comprar tres casas que no se pueden pagar sin un buen depósito de ahorros, lo que conduce a refinanciar esa deuda con un crédito de 50.000 dólares sobrantes que te llevan a comprar un teléfono móvil, un ordenador, un coche, un viaje, una camioneta, y de paso, ¿por qué no una segunda casa?”.
 
 
Oliver Stone
(Nueva York, 1946)
En este film de 133 minutos realiza dos cameos con semblante serio
 
“El 40% de los beneficios de los bancos derivan de la especulación financiera, no de la producción de mercancías que la gente necesita”. “Los préstamos a ultranza suponen un modelo financiero podrido. No funciona. Es sistémico, maligno y global. Igual que el cáncer: una enfermedad que hay que combatir”.   “Cuando la gente no sabe perder, tiene que fastidiar el juego para todos”. “¿Eres idealista o capitalista?” “A partir de ahora no tendremos sexo. ¡Ah! ¿Entonces va  a ser cierto lo que dicen del matrimonio?” “Un pescador reconoce a otros pescadores desde lejos”. “Las relaciones personales son como burbujas, frágiles, igual que los tulipanes”. “Ser un fanático de la energía limpia es de listos porque será la siguiente burbuja”. “Los gobiernos se quedan con la mitad de nuestro dinero y ahora quieren la otra mitad”. “El idealismo asesina los negocios”. “A mi provecta edad todo lo que llegue es ganancia”.
 
 
El valor de las acciones y los bonos es crucial en la economía capitalista
 
Lo que se echa de menos aquí es la acción. En todo el film no hay ni un solo disparo. Es una lástima, porque hubiera hecho mucho más atractiva su contemplación. Michael Douglas (Gordon Gekko) muestra unos rictus faciales que parecen afectados por alguna clase de cirugía estética a la que se haya podido someter. Ha perdido facultades expresivas, él, que tan buen actor fue. Carey Mulligan (Winnie Gekko) se luce en una escena  derramando lágrimas de llanto cristalinas. Sobre Shia Laboeuf (Jake Moore) recae el protagonismo de todo el metraje. Su omnipresencia la salva con muy buena nota.
 
 
La película retrata el corazón financiero del bajo Manhattan
 
Frank Langella (Louis Zabel) hace un llamativo y meritorio papel de mentor, pero Josh Brolin (Bretton James) es quien destaca sobre los demás. Suya es la mejor dramatización de todo el reparto, a lo que ayuda la perfección de las facciones de su rostro. El anciano Eli Wallach (Julius Steinhardt) realiza un papel testimonial en el que le falla la voz al silbar. Su afonía es disculpable, dado que contaba con 94 años de edad cuando actuó. Charlie Sheen (Bud Fox) hace un cameo irrelevante con un diálogo plagado de tópicos y Susan Sarandon (la madre de Jake Moore) cumple de modo sobresaliente en el rol de liberada y feminista mamá norteamericana que anda siempre arriesgando dinero en inversiones para pedir de inmediato ayuda a su hijo cuando lo pierde.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
La fotografía corrió a cargo de Rodrigo Prieto

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