miércoles, 16 de marzo de 2016

Sobre la maldad occidental en el África negra


La producción costó 40 millones de dólares y fue un fracaso de recaudación porque sólo se recuperaron 20 millones y 600 mil dólares

THE GUNMAN
(EL PISTOLERO)
(2015)

Película basada en una novela de Jean-Patrick Manchette, La position du tireur couché, que adaptaron al cine Don Macpherson, Pete Travis y Sean Penn buscando, probablemente, el lucimiento de éste último como divo, algo que la crítica y el público en general no le han sabido perdonar, pues como se sabe, la envidia corroe las almas de los seres humanos y la mayoría de ellos son malvados, según dejara dicho Heráclito de Éfeso hace 2.500 años.
 
 
El sonido de los disparos es muy contundente y realista
 
Vale que últimamente Sean Penn haya sido protagonista por haberse entrevistado, para darse publicidad, con un narcotraficante mexicano, el “Chapo” Guzmán; estamos de acuerdo en que el actor proviene de una familia terrateniente propietaria de casi toda Pennsylvania y que estuvo casado con Madonna o tuvo un largo flirt con Charlize Theron, el cual acabó como el rosario de la aurora cuando la actriz sudafricana descubrió que él se estaba acostando con la que era su doble para las escenas peligrosas durante un rodaje.
 
 
Las escenas de surf en una playa africana parecen una frivolité cuyo único fin pudiera ser la ostentación del físico de gimnasio que exhibe Sean Penn (Santa Mónica, California, 1960)
 
Sí, todo esto suscita envidia, pero realmente aquí lo que importa no es que a los 55 años Sean Penn haya optado por imitar a una especie de Rambo al estilo del maduro Silvester Stallone, aquí lo que cuenta es que ha hecho una digna actuación en un largometraje con un buen libreto de base y una dirección a cargo de Pierre Morel que me atrevería a calificar de técnicamente irreprochable.
 
 
Ray Winstone
(Homerton, Londres, 1957)
Hizo tan bien su papel secundario que lo convirtió en principal
 
En efecto, las escenas finales en las que mezcla la fiesta taurina con la trama son cinematográficamente fantásticas. Se puede decir que este director, en lugar de ir perdiendo fuerza a lo largo de la narración, le ocurre al revés, pues lo mejor de su sabio manejo con las tomas se condensa al final. En este sentido, el montaje a cargo de Frédéric Thoraval me imagino que habrá contribuido a la extrema exquisitez con la que ha sido plasmada esta historia.
 
 
Pierre Morel
(Francia, 1964)
Un realizador con un dominio absoluto de la técnica
 
Sean Penn interpreta a Jim Terrier, un mercenario que asesina al presidente de un país centroafricano. El motivo es que este político iba a nacionalizar la minería de su país, el Congo, supongo que con el objeto de forrarse él y sus compinches en el gobierno. Pura corrupción democrática. Las empresas multinacionales que iban a ser expropiadas lo eliminan encargándole el trabajo sucio a una serie de sicarios a cuya cabeza está Jim Terrier, quien decide huir del país para no tener que pagar con la cárcel el crimen.
 
 
Jasmine Trinca
(Roma, Italia, 1981)
A lo mejor es un problema de vestuario y maquillaje, pero con ese aspecto tan intelectual y hombruno es dudoso que despertara pasiones
 
Vuelve, tras ocho años en paradero desconocido, con la intención de dedicarse caritativamente a la búsqueda y extracción de pozos de agua potable, muy al estilo de las oenegés, hasta que es detectado por unos individuos que intentan matarlo. Jim Terrier, un tipo duro donde los haya, logra neutralizarlos (es decir, se los carga), aunque lo preocupante para él es que se tratara de una operación ordenada por alguien desde muy arriba. A partir de ahí seguirá la pista de quienes buscan acabar con su vida para no dejar rastro alguno de un pasado sucio. Quien tiene interés en actuar así es una empresa de seguridad que quiere reinventarse unos comienzos impolutos en los que cualquier testigo incómodo ha de ser aniquilado. Jim Terrier tendrá una ardua tarea enfrentándose a todo tipo de profesionales que persiguen acabar con él.
 
 
Mark Rylance
(Ashford, Kent, Inglaterra, 1960)
Un intérprete apropiado para representar teatro shakespeareano
 
Mark Rylance hace una interpretación magnífica de Cox, el cabecilla de los asesinos que acosan a Jim Terrier. Se nota que es un actor británico por la flema y el carácter sutilmente ladino y cínico con el que supo dotar a su malvado personaje. Por el contrario, Javier Bardem no encaja en el suyo. A su aspecto de macarra le iba mejor hacer de mafioso cruel o asesino a sueldo. Ponerlo en la piel de un hombre, Félix, que seduce a la novia de Jim Terrier y además triunfa en los negocios dando conferencias de “coaching” es un despropósito. Al igual que lo es haber contratado para el papel de Annie, la enamorada de Jim Terrier, a una actriz como Jasmine Trinca que carece del suficiente atractivo como para creérnoslo.
 
 
Javier Bardem
(Las Palmas de Gran Canaria, 1969)
Es muy bueno, pero se equivocaron al darle un papel incompatible
 
Sean Penn, por su parte, está muy bien en su rol narcisista. Quizá un poco bajito de estatura cuando tiene que enfrentarse a Javier Bardem o a otros pistoleros, pero cumpliendo con nota alta al mostrarnos sus brazos musculosos con apariencia de estar inflados de esteroides y al enseñarnos esas arrugas pensativas en el rostro al estilo de Charles Bronson. Lo magnífico de este thriller de acción viene cuando Pierre Morel nos muestra todo su repertorio de dirección ofreciéndonos, además, vistas panorámicas de Londres y Barcelona. Homenajea con un extasiante rendez vous a la ciudad condal. Y no sólo se luce con la gran perspectiva que nos ofrece de la maravillosa capital catalana de noche. Una simple conversación callejera se atreve a rodarla con un travelling alrededor de los actores  demostrando su talento y profesionalidad.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
La acción está bien dosificada en su estructura narrativa

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