sábado, 5 de marzo de 2016

Un festivo homenaje a los primeros videojuegos

 
El coste de producción fue de 88 millones
de dólares, pero logró recaudar más de 244
 
PIXELS
(2015)
 
Excelente comedia infantil de animación con unos fantásticos efectos especiales concebidos para ser exhibidos en 3 dimensiones. La película, ambientada en los años 80, comienza con un campeonato de juegos de tipo “Arcade” en el que sale vencedor un tramposo.  Inmediatamente después se produce una invasión de naves marcianas en la isla de Guam. Son los invasores del espacio  de un programa llamado “Galaga” que han cobrado vida. Atacan una base militar norteamericana y se llevan a un soldado de trofeo como premio por su ataque victorioso, igual que en los videojuegos.
 
 
Joshua Gad
(Florida, Estados Unidos, 1981)
Impresionante la persecución de Pacman por las calles de Nueva York
 
En la trama se recurre a emociones primarias fácilmente inteligibles por los niños como es el caso de la envidia. Por ejemplo, cuando un técnico tiene que ceder el paso a una mujer para entrar en un organismo responsable de la seguridad nacional. El hombre queda sorprendido cuando ve que ella es un teniente coronel de la Casa Blanca que le hace gestos de burla al serle franqueado el acceso con prioridad.
 
 
Los centípedes atacando sobre el Parlamento de Londres
 
Los ataques alienígenas producen desconcierto porque se desconoce de dónde proceden, quién los dirige y por qué. A los niños les encantan los golpes de efecto, como en general a la sociedad estadounidense infantilizada, así pues, tendremos alguna escena con violencia imprevista como la del puñetazo que recibe un personaje en la cara dentro de una furgoneta. Al igual que si fueran dibujos animados, el hombre saldrá disparado por la puerta trasera  al recibir el golpe hasta caer sobre el asfalto.
 
 
El pequeño Q*Bert que los extraterrestres brindaron a los seres humanos como recompensa por haber sido capaces de derrotar a Pacman
 
A continuación veremos la destrucción del Taj Mahal. Para entonces los humanos tendrán que echar mano de toda la tecnología disponible para acabar con la amenaza que pixela y destruye todo lo que toca. Afortunadamente, dispondrán de rayos de partículas lumínicas. La primera gran batalla tendrá lugar entre los centípedes y un nutrido comando armado con cañones. Tendrán que destrozarles la cabeza para abatirlos, porque si no, se multiplican. Uno de ellos se escapa después de que los demás sean destruidos, pero en la persecución cae eliminado justo antes de ir a devorar a un crío, algo que no logra en el último momento y por los pelos.
 
 
Los cuatro fantasmas que luchan contra "Pacman" representados por cuatro coches "Mini" fabricados por "BMW": Pinky, Clyde, Blinky e Inky
 
Liberan de la cárcel al campeón embustero porque lo creen útil en la guerra que la Tierra está librando contra los invasores provenientes del cielo. La siguiente batalla, tan emotiva como espectacular, será contra el célebre “Pacman”, una gigantesca bola amarilla que tendrá tres vidas, y por tanto, deberá ser aniquilado tres veces para poder acabar con él. Sale hasta su creador, Tōru Iwatani. Al final, los pixels orquestarán una embestida masiva con todos los personajes del arsenal de los antiguos videojuegos: robots, la rana “Frogger”, los “space invaders”, los “androids”, el “Defender”, el “Paper boy”, las piezas del “Tetris”, Supermario, algunos destructivos ninjas, una mujer guerrera, “Donkey Kong” y, para que no faltara una gota de humor, hasta un pitufo.
 
 
El infatigable, maligno y reiterativo "Donkey Kong"
 
Conseguir el éxito requerirá de una abducción a la nave nodriza donde enfrentarse de tú a tú con el gigantesco gorila “Donkey Kong”, quien no parará de arrojar barriles por medio de rampas para acabar con el Teseo que se atreva a intentar matarle como si él fuese un Minotauro. Sam, el protagonista, logrará destruirlo con un certero martillazo que congela a los videojuegos y los evapora.
 
 
Tōru Iwatani
(Meguro, Japón, 1955)
Hace un meritorio cameo como padre de Pacman
 
El guion de Tim Herlihy, Timothy Dowling y el actor Adam Sandler es completamente apropiado para las pretensiones del largometraje: rendir tributo a los juegos pioneros que aparecieron con las primeras consolas. La dirección de Chris Columbus es intachable. Quizá algún actor no se tomó muy a pecho su trabajo, por ejemplo Kevin James, que en el papel de William Cooper actuó con demasiado desparpajo. En este género dirigido a la infancia los actores deben sobreactuar e incluso caricaturizarse a sí mismos, algo que logró Josh Gad en el rol de Ludlow Lamonsoff, el personaje que se enamora de Lady Lisa (interpretada con excesiva rigidez y seriedad por la actriz Ashley Benson). El veredicto sobre este film es que a pesar de las pequeñas fisuras lógicas en todo trabajo colectivo, el resultado global es el de una película que será memorable en la memoria de los ojos infantiles que la disfruten.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Son 105 minutos de gran placer cinematográfico

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