lunes, 10 de octubre de 2016

El día que a Elvis le dio por ser un agente federal

 
La reunión tuvo lugar el lunes 21 de diciembre de 1970
 
ELVIS & NIXON
(2016)
 
“Me pongo toda esta basura de ropa y me convierto en un objeto como si fuera una botella de Coca-Cola. Cuando entro en una habitación todos recuerdan su primer beso con una de mis canciones sonando de fondo, tal vez se acuerdan del momento en que su novia les dejó tras ver Blue Hawai, pero nunca me ven a mí, a ese chico de Memphis, Tennessee. Está enterrado. Lo enterraron profundo debajo de joyas y dinero, flashes, maquillaje y fans gritando. Ni siquiera sé si lo conozco aún.”
 
 
El cine es capaz de devolver a la vida lo que hace tiempo murió
 
Este fragmento es uno de los dos más conmovedores de una película seria dirigida por Liza Johnson, el otro es cuando Elvis rememora que 35 minutos antes de venir al mundo un hermano gemelo suyo nació muerto y se pregunta qué pensaría su madre en esa media hora viendo el cadáver de un hijo sobre la mesa de la cocina (tragedia) mientras se esforzaba por parir otro (alegría). Tristemente, esta película ha costado 4 millones de dólares y sólo ha recuperado 1 millón 400.000 dólares del dinero invertido. Hacer auténtico arte y rentabilizarlo muchas veces es imposible.

 
Liza Johnson
(Portsmouth, Ohio, 1970)
Esta directora plasmó un magnífico ejercicio de nostalgia

Lógicamente, si calificamos este film como una comedia le hacemos un flaco favor, porque no está hecha para hacer reír, sino para dar testimonio de un suceso histórico, una anécdota en el despacho oval de la Casa Blanca en Washington ocurrido el 21 de diciembre de 1970. Dos hombres surgidos de la nada, el hijo de un aparcero, en el caso de Elvis; y el hijo de un tendero, en el de Nixon, representan todo lo que los izquierdistas envidian: el éxito que les hace insoportable al implicar el reconocimiento de su propio fracaso. Elvis y Nixon prolongan los cinco minutos previstos inicialmente para su entrevista al ir descubriendo que comparten posturas ideológicas, básicamente el odio al comunismo. A Nixon no le gustan los rockeros y simpatiza con la fobia que Elvis profesa a los Beatles. En realidad se han reunido porque Nixon quiere un autógrafo y una foto para su hija Julie. De otro modo, los representantes de Elvis jamás hubieran conseguido un encuentro entre el rey del rock y el presidente del país más poderoso del planeta.


Michael Shannon
(Lexington, Kentucky, 1974)
Ni de lejos es tan guapo como Elvis, pero se nota que estudió meticulosamente a la celebridad que encarnó en el celuloide

Kevin Spacey está descomunal, increíble, impagable. Su papel de Richard Nixon es absolutamente inmejorable. Lo imita en los gestos, en el modo de hablar, y hasta se le parece en estatura. Por el contrario, Michael Shannon no da la imagen de belleza que Elvis poseía, pero brilla representándolo en un proceso de degradación física y mental comiendo siempre golosinas, bebiendo gaseosa y empeñándose en el disparate de querer ser un agente federal encubierto simplemente por haber sido actor en 31 películas (lo que, según él, lo convertía en un especialista en disfraces), haber realizado el servicio militar en Alemania (lo que le daba la disciplina férrea necesaria y el manejo de armas), además de tener conocimientos de kárate, kenpo y taekwondo (artes marciales que le servirían para reducir a los energúmenos antiamericanos).


Kevin Spacey
(South Orange, New Jersey, 1959)
Alucinante. Perfecto. Sobrehumano. Inigualable. Sin tacha. Asombroso. ¿Cómo es posible que asumiera este reto y lograra salir airoso?

Toda la hermosura facial que Michael Shannon no puede aportar a su personaje la obtenemos en cambio con Jerry Schilling, la mano derecha de Elvis interpretada por el modelo y actor Alex Pettyfer. Su caracterización es tan buena que parece que estemos viendo a alguien de aquella época, sensación a la que contribuyen los decorados y el vestuario exquisitamente adecuados. Incluso el color de la fotografía respeta el toque Kodachrome de los años setenta por momentos y hasta los vehículos, como no podía ser menos, son los haigas de entonces. Entrañable hasta las lágrimas viene a resultar la aparición de la actriz Ahna O’Reilly en el rol de Mary Anne Peterson, una secretaria que enloquece al saber que Elvis va a pasar por su lugar de trabajo.


Alex Pettyfer
(Los Ángeles, California, 1990)
Siendo tan hermoso podía haber sido él quien encarnara a Elvis
 
Nixon sabía que no tenía el carisma de su antiguo adversario John Fitzgerald Kennedy. Por eso, algo de marketing y cultivo de la imagen proyectada al exterior tuvo este encuentro y la fotografía que se divulgó de ese instante. Lo paradójico es que un Elvis deteriorado por el consumo de pastillas de varios tipos tuvo en un momento dado la ocurrencia de luchar contra las drogas que él mismo tomaba.


Ahna O'Reilly
(Palo Alto, California, 1984)
Su papel es tan corto que parece un deslumbrante
destello de lo bien que supo interpretarlo

Alguien que en su vida real fue un pederasta que no se acostaba con mujeres si no eran vírgenes menores de edad, según su viuda Priscila confesó en un biopic que se rodó sobre su vida, es tratado en esta cinta de 86 minutos con la reverencia que un mito exige sin tocar para nada el peliagudo tema de su sexualidad. Aparece desdeñoso y altivo con las féminas que se le acercan, exactamente como se espera de un divo. Una especie de marioneta de trapo cargada de anillos, collares y un cinturón con hebilla gruesa de oro que en el fondo siempre fue, desde que triunfó en el mundo de la canción como intérprete, un pelele narcisista y consentido.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
La filmación se llevó a cabo durante el año 2015 en Louisiana
(Nueva Orleans y Shreveport) y en California (Los Ángeles)

No hay comentarios:

Publicar un comentario