lunes, 27 de febrero de 2017

El espada inmortal al que ningún astado mató

 
Juan Belmonte
(Juan Bautista José de la Santísima Trinidad Belmonte García)
(Sevilla, 1892 - Utrera, 1962)
El torero que amaba apasionadamente los libros
 
EL DIESTRO IMPERECEDERO
 
El hijo mayor del quincallero de la calle Ancha
de la Feria se hizo poco a poco un hombre yendo
a torear de noche en la dehesa de Tablada
con los zagalones que se reunían en el trianero
 
 
"Retrato de Juan Belmonte novillero"
(1909)
Julio Romero de Torres
(Córdoba, 1874 - 1930)
 
puesto de agua de San Jacinto. Allí, en las claras
noches de luna, ensayó verónicas y galleos
con bestias que lo acometían y pisoteaban
mordiéndole y babeándole una vez en el suelo.
 
 
Belmonte ejecutando una media verónica con fineza y gallardía
 
Con una chaqueta por capote lidió reses bravas
quieto, los pies fijos sobre el terreno, dando lances
en el centro de una polvareda. La mole escarba
 
 
Como Belmonte toreaba nunca antes nadie toreó
 
antes de arrancar y luego, a su cuerpo rozándose,
toro y torero forman una silueta embrujada.
Así lo ovacionaron en las plazas muchas tardes
de gloria.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Estatua de Juan Belmonte junto al puente
de Triana con la Giralda de Sevilla en su interior
(1972)
Venancio Blanco
(Salamanca, 1923)
Escultor

No hay comentarios:

Publicar un comentario