miércoles, 19 de abril de 2017

Una "road movie" árida, alienante y extraña

 
La cinta es una coproducción franco-norteamericana
 
SAM WAS HERE
(2016)
 
Una película en la que lo que ocurre no es lo que parece. Con una estética del desierto similar a la de Russ Meyer en “Supervixens” (1975), evocadora del tratamiento de un paisaje marchito como en “Natural born killers” (1994) de Oliver Stone, y añadiendo un cierto paralelismo con “Wolf Creek” de Greg McLean (2005), pero sin ningún ápice de erotismo femenino, el guionista y director francés Cristophe Deroo hace su debut en la pantalla grande ampliando un corto suyo, “Polaris”, que había grabado previamente en el año 2013. Todo gira en torno al infierno californiano de Mojave y un solo personaje, un vendedor comercial que no encuentra clientes a quienes ofrecerles nada.
 
 
Rusty Joiner
(Jason Russell Joiner)
(Montgomery, Alabama, 1972)
Modelo y actor
 
La trama presenta al menos cuatro interpretaciones. La primera es la más evidente: Sam es un trabajador honrado que busca ganarse un salario con el sudor de su frente para poder volver a tiempo a casa y celebrar el cumpleaños de su hija pequeña llevándole un regalo. A pesar de sus buenos propósitos, encuentra que por donde quiera que va nadie lo recibe y encima lo persiguen para matarlo. La segunda es la sorpresiva que nos aguarda al final: Sam en realidad es un pedófilo que ha violado e incluso asesinado a su hija y por eso es perseguido por la policía y se ha difundido una alerta masiva por la radio. La tercera posibilidad es más intrincada: tanto Sam como sus perseguidores son asesinos culpables, de ahí que como verdugos al margen de la ley actúen enmascarados. El cuarto punto de vista, por último, sería el más enrevesado: Sam es inocente, pero le han creado una trama radiofónica persecutoria para desorientarlo, enloquecerlo y destruirlo.
 
 
El recurso de llamar por teléfono no salva de la soledad a Sam
 
Lo interesante de este film es que se presta a varias posibilidades de lectura y el espectador sólo tiene que escoger la que más le guste. El fracaso reside en el hecho de que la película, clasificada como de terror, no asusta, si acaso provoca un poco de angustia, y sobre todo, mucha incertidumbre. La banda sonora se reclama hecha por “Christine”, título de un famoso largometraje de John Carpenter, cineasta al que se quiere rendir tributo, sobre todo por las concomitancias de Sam con el Rody Pipper de “They live” (1988).
 
 
El osito de peluche simboliza la inocencia manipulada y perdida
 
El actor Rusty Joiner que da vida a Sam da la impresión de estar formado en el “Actor’s Studio” de Nueva York. Lo increíble es que en realidad se trata de un modelo de alta costura que no había trabajado delante de las cámaras en el mundo de la dramatización. Realiza un despliegue de belleza física masculina durante toda la historia, algo muy de agradecer, porque el séptimo arte es un territorio para la creación de mitos y éste hombre tiene todos los atributos para ser un sex symbol, con lo que nada tiene de extraño que haya sido un “toy boy” en la subcultura de la sensibilidad gay.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Si por algo merece esta película ser vista es por la remarcable interpretación de Rusty Joiner y el desarrollo intrigante de la acción

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