sábado, 5 de agosto de 2017

Venían avanzando desde las estepas orientales

 
Ruinas de Aquincum, capital de la Panonia romana, en Budapest
 
EL FINAL DE PANONIA
 
Apoyado en un báculo de plata, el augur
se dispone a examinar las vísceras del águila
que acaba de sacrificar para que en el ara
vaticine pronto lo que está por llegar aún.
 
 
Restos del anfiteatro de Aquincum
 
Año cuatrocientos nueve de la Era de la Cruz.
El adivino oficia oculto en una cabaña
rodeado de fieles temerosos por la campaña
de los bárbaros que amenaza con llegar algún
 
 
Cimientos de una torre de la fortaleza de Contra Aquincum
en la orilla izquierda del Danubio perteneciente a Pest
 
día hasta sus casas en ambas orillas del Danubio.
El arúspice observa el hígado y murmura
por lo bajo. La noche anterior se posó un búho
 
 
Vestigios de Contra Aquincum con el Puente de Elisabeth al fondo
 
en lo alto del macellum de Contra Aquincum. “Huya
quien pueda con sus pertenencias”, dice a los suyos,
“antes de que Atila, el azote del Mal, nos destruya”.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Vista aérea de la ciudad romana de Aquincum al norte de Budapest

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